Grandes, pequeñas, alargadas o gordas como pompones de algodón, las nubes tienen la capacidad de rebotar parte de la energía que reciben del sol -entre 1% y 2%- hacia el espacio.
Mediante este proceso, las nubes que se encuentran cerca de la superficie del mar frenan parte de la luz solar que, de otro modo, calentaría las aguas del océano.