En la tierra hay cuatro grandes océanos: Pacífico, Atlántico, Índico y Ártico. Éstos continentes aproximadamente 97% del agua que hay en el planeta y proveen a la población de una gran diversidad de recursos naturales; sin embargo, por su alto contenido de sal, las personas, animales y la mayor parte de las plantas terrestres no pueden consumirla no pueden consumirla.
Recursos Hídricos
Las aguas continentales representan cerca de 3% de total de agua del planeta. Se les llama aguas dulces porque casi no contienen sales y, por lo tanto, son vitales para los seres humanos. Los usamos para desempeñar actividades cotidianas y económicas, por ejemplo, la agricultura, la ganadería y el procesamiento de alimentos.
Los ríos son corrientes de agua que fluyen sobre la superficie terrestre; nacen en las partes altas de las montañas y escurren hacia las partes bajas. Muchos ríos como el Amazonas, el Bravo y el Misisipi, depositan sus aguas en los océanos; otros llegan a las partes bajas sin salida al mar y forman lagos. La población aprovecha el agua de los ríos para regar los campos de cultivo. Generar energía eléctrica, navegar y pescar con fines industriales o domésticos.
A diferencia de los lagos, las lagunas son cuerpos de agua que se alimentan de los ríos y del mar; por esa razón tienen agua salobre, es decir, dulce y salada. Al igual que los lagos, las lagunas también son aptas para la pesca.
Parte del agua de lluvia, al llegar a la superficie, se absorbe y filtra hasta acumularse en depósitos dentro del subsuelo. Esos depósitos forman los mantos acuíferos, que constituyen las fuentes de abastecimiento de agua más importantes para la población, en especial en zonas áridas.
Sólo 3% de toda el agua del mundo es agua dulce y más de tres cuartas partes de esta es inaccesible, pues se encuentra en forma de hielo y glaciares, situados en zonas polares. Sólo el 1% es agua dulce superficial disponible para los seres vivos.