“Para las mujeres y niñas en toda su diversidad: derechos, igualdad y empoderamiento”
El 8 de marzo (8M) se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer. Más que una celebración se trata de un llamado a la acción para ampliar la igualdad de derechos, el poder y las oportunidades para todas las mujeres y niñas, y construir un futuro en el que no se deje a nadie atrás. El empoderamiento de la próxima generación es el núcleo de esta idea. La juventud, en especial las mujeres jóvenes y las niñas adolescentes, será protagonista de cambios que se espera sean duraderos.
El 8M de 2025 lleva por lema “para las mujeres y niñas en toda su diversidad: derechos, igualdad y empoderamiento”. La conmemoración del Día Internacional de la Mujer reviste este año una especial importancia al cumplirse 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. En 1995, 189 gobiernos la adoptaron durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (China).
Se trata del plan de acción más progresista para avanzar hacia el logro de los derechos de las mujeres y las niñas alrededor del mundo. Sienta las bases para las políticas, los programas y la inversión en áreas clave de sus vidas como la educación, la salud, la paz, los medios, la participación política, el empoderamiento económico y la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas.
En efecto, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing cumple 30 años y lo hace en el actual contexto de una creciente escalada de conflictos bélicos en diversas latitudes del mundo, -como no se había visto quizá en los últimos 50 años- además de otras crisis acumuladas como la Triple Crisis Planetaria, ocasionada por la contaminación, la pérdida de vida silvestre y el cambio climático.
Desigualdad de género y cambio climático
Las desigualdades de género intensifican la vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, lo que a su vez compromete los derechos de las mujeres. Los grandes desafíos que plantea el cambio climático requieren de una acción decidida, urgente y audaz. Sin ésta, el mundo se encamina peligrosamente hacia los 3ºC de calentamiento global para fines de este siglo y hacia un planeta cada vez más inhabitable.
La desigualdad de acceso a los recursos económicos implica que, cuando las características meteorológicas cambian y perturban la infraestructura y los servicios públicos, las mujeres enfrentan más dificultades para adaptar sus medios de subsistencia, recuperarse y rehacer su vida.
En los últimos veinte años el número de desastres naturales relacionados con el clima casi se ha duplicado¹. De aquí al 2050, en el peor de los escenarios climáticos, hasta 158,3 millones más de mujeres y niñas podrían caer en la pobreza en todo el mundo².
La violencia de género aumenta en tiempos de crisis y la crisis climática no es la excepción. Por ejemplo, la sequía de 2022 en el Cuerno de África dio lugar a un aumento de casi el cuádruple de matrimonios infantiles en las zonas afectadas de Etiopía. En Somalia, los casos de violencia y violación infligida por la pareja aumentaron un 20% ³.
Las mujeres suelen asumir más responsabilidades de cuidado no remuneradas en la familia y la comunidad en situaciones de cambios y tensiones ambientales o de desastres relacionados con el clima, ya que aumentan la escasez de agua, combustible y alimentos nutritivos, así como las necesidades de atención médica de sus familiares.
La escasez de agua incrementa la carga que supone la recogida de agua y su tratamiento para las mujeres y niñas⁴. En todo el mundo, las mujeres dedican 2,8 horas más al día que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados.
Acción por el clima con perspectiva de género
La justicia climática para las mujeres y niñas aspira a un mundo en el que las mujeres, niñas y personas de género diverso puedan prosperar en un planeta saludable y sostenible.
De acuerdo con cifras del Atlas Global de Justicia Ambiental, en enero de 2022 había al menos 3,545 conflictos ambientales en todo el mundo⁵.
En 842 de ellos participaban mujeres defensoras del medio ambiente como líderes visibles. En 81 de estos conflictos, las defensoras del medio ambiente fueron asesinadas⁶.
Más aun, entre 2012 y 2022, cerca de 2,000 defensoras del medio ambiente fueron asesinadas y muchas fueron objeto de tácticas de silenciamiento, como amenazas de muerte, vigilancia, violencia sexual o criminalización, entre otras formas de violencia, lo que pone de relieve la necesidad de brindar una protección integral a estas mujeres⁷.
De acuerdo con ONU-Mujeres en “Justicia climática feminista: Un marco para la acción”, para avanzar hacia la justicia climática y asegurar que las políticas climáticas abarquen los derechos de las mujeres, niñas y personas de género diverso, es necesario pasar a la acción en cuatro dimensiones clave:
- El reconocimiento de los derechos, el trabajo y los conocimientos de las mujeres
- La redistribución de los recursos desde las economías dependientes de los combustibles fósiles hacia economías que prioricen el bienestar humano y del planeta. Asimismo, el acceso de las mujeres a las oportunidades laborales, la tierra, la educación y la tecnologíal para que se beneficien de la transición verde.
- La representación y participación sustantivas de las mujeres y otros grupos marginados en la toma de decisiones climáticas en todos los ámbitos.
La reparación con base en el reconocimiento del Norte Global como principal responsable de las emisiones históricas y sostenidas, mediante la compensación de los daños causados y la garantía de que no vuelvan a ocurrir.
Referecias
¹ Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), 2022
² ONU-Mujeres y Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA), 2023
³ ONU-Mujeres y ONU-Agua, sin fecha
⁴ Idem
⁵ Atlas Global de Justicia Ambiental https://ejatlas.org/