class="contentpane"> Cómo medir mejor la sostenibilidad de las ciudades
Viernes, 28 de Septiembre de 2018 08:21
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como medir sosEl llamado 'análisis de ciclo de vida' de las ciudades, una herramienta para diagnosticar impactos ambientales, debería incluir aspectos sociales y económicos para no perder de vista el aspecto de la sostenibilidad. Así lo propone un estudio de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático.

Las ciudades son ampliamente reconocidas por los organismos multilaterales y la comunidad científica como actores relevantes en la generación de impactos ambientales alrededor del mundo y, a su vez, como una oportunidad para reducirlos. Al mismo tiempo, se ha demostrado que el análisis de ciclo de vida (ACV) es una herramienta adecuada para el diagnóstico de impactos ambientales potenciales. Sin embargo, la metodología del ACV no ha sido adaptada para contribuir a evaluar y mejorar la sostenibilidad ambiental de las ciudades y ayudar a los responsables de la toma de decisiones a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Ahora un estudio realizado por investigadores de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático ESCI-UPF y la École des Mines de Saint-Étienne (Francia), publicado en la revista Science of the Total Environment, va más allá del estado actual de la metodología proporcionando un indicador de rendimiento de sostenibilidad, con una perspectiva de ciclo de vida e información ambiental, social y económica, destinado a facilitar la comparación y la evaluación de los resultados entre ciudades. Se ha analizado el impacto de una lista de 18 ciudades mostrando cómo el uso de diferentes factores de normalización cambia su impacto relativo y, por tanto, su posición en la lista.

Tras una revisión previa de la literatura existente sobre las herramientas disponibles para evaluar la sostenibilidad de las ciudades, los investigadores de la Cátedra identificaron la necesidad de trabajar en el ACV de la ciudad con una perspectiva de sostenibilidad.

“El ACV de la ciudad es esencial para abordar un gran número de impactos ambientales, ya que las ciudades representan el 80% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”, explica Jaume Albertí, primer autor del estudio y líder de la Línea de Investigación en Construcción Sostenible y Energía de la Cátedra.

“Actualmente, en el caso de las evaluaciones de sostenibilidad de la ciudad, falta al menos uno de los siguientes aspectos: punto de vista holístico, evaluación multicriterio, perspectiva de ACV y la posibilidad de comparar resultados entre diferentes ciudades alrededor del mundo –añade–. Probablemente, las complejidades tanto del método de evaluación como del sistema en estudio han sido un obstáculo para llevar a cabo el ACV de la ciudad”.

Midiendo el comportamiento de las ciudades

Para definir los elementos del ACV en el caso de un sistema complejo como la ciudad, los investigadores han determinado el objetivo y parte del alcance del ACV de la ciudad: la función de la ciudad, la unidad funcional para permitir la comparación entre las ciudades y el flujo de referencia para cuantificar los impactos.

“La función de una ciudad se ha definido como 'proporcionar un entorno adecuado para los seres humanos, lo que les permite vivir con un cierto nivel de prosperidad', siendo consecuente con los valores relativos al desarrollo de la ciudad de Aristóteles (384-322 a.C.), quien declaró que una ciudad debe proporcionar seguridad y felicidad a sus habitantes”, explica Pere Fullana i Palmer, coautor del estudio y director de la Cátedra.

“El ACV es preciso en la evaluación de los aspectos ambientales de la sostenibilidad, pero carece de insumos sociales y económicos”, señala Fullana i Palmer. Para obtener un ACV factible, los autores proponen “introducir los aspectos sociales y económicos mediante el uso del índice de prosperidad de la ciudad (CPI, por sus siglas en inglés) de UN-Habitat, un índice aceptado internacionalmente que ya se ha aplicado a más de 400 ciudades en todo el mundo”. El CPI es un índice compuesto utilizado para medir los logros generales en una ciudad en seis dimensiones de prosperidad relacionadas con cómo se gobiernan las ciudades o cómo crean y distribuyen los beneficios socioeconómicos o la prosperidad.

“El CPI combinado con el número de habitantes es el factor de normalización que se considera más adecuado para evitar el problem shifting entre las dimensiones de sostenibilidad, es decir, evitar que la mejora en una dimensión no se logre a expensas de otra, y la interferencia del número de habitantes al comparar dos ciudades diferentes, como Addis Abeba y Nueva York”, explica Albertí.

Por tanto, “para impulsar el ACV como una herramienta adecuada no solo para una región específica o un grupo cultural de ciudades, sino para cualquier región urbana del mundo, consideramos la cantidad de personas que viven en la ciudad y la forma en que viven", comenta. "Esto asegura la evaluación comparativa de la sostenibilidad en las ciudades, fomentando la mejora continua mediante la transferencia de las mejores soluciones de unas a otras”.
Este trabajo también incluye el análisis del impacto de 18 ciudades, mostrando cómo el uso de diferentes factores de normalización cambia el impacto relativo de las ciudades. “La reputación de sostenibilidad de algunas ciudades aumenta o disminuye no solo en función de su número de habitantes, sino también de cómo se comportan las ciudades en términos sociales y económicos", señala Albertí.

El ejemplo de Barcelona y Zúrich

"Por ejemplo, la comparación del Potencial de Calentamiento Global (GWP, por sus siglas en inglés) de Barcelona y Zúrich muestra que, aunque Barcelona tiene un GWP más alto que Zúrich, si se consideran como factores de normalización la población y la prosperidad, el GWP modificado de Barcelona es inferior al de Zúrich”, explica el autor, que añade: “La muestra incluye ciudades de diferentes continentes y niveles de desarrollo y, por tanto, permite ver cómo el método sugerido afecta a la posición de las ciudades en esta lista”.

Los investigadores destacan que este artículo es un primer paso para realizar el ACV de la ciudad con una perspectiva de sostenibilidad que, en el futuro, podría resultar en la estandarización de las declaraciones ambientales de ciudades (ECD, por sus siglas en inglés). Los próximos trabajos de investigación deberán indicar los elementos restantes de la definición del alcance del análisis de ciclo de via (definición de límites del sistema y procedimientos de asignación) a fin de establecer las bases para realizar un ACV piloto comparativo de la ciudad.

Teniendo en cuenta las consecuencias globales del cambio climático que afectan en gran medida la vida urbana, “los resultados de este trabajo abordan la necesidad de ayudar a los gobiernos a nivel regional, nacional y local para impulsar el desarrollo sostenible y para que los responsables políticos tengan un conocimiento más profundo de la vinculación de la ciudad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, concluye Fullana i Palmer.

Fuente: Sinc

Cómo medir mejor la sostenibilidad de las ciudades

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como medir sosEl llamado 'análisis de ciclo de vida' de las ciudades, una herramienta para diagnosticar impactos ambientales, debería incluir aspectos sociales y económicos para no perder de vista el aspecto de la sostenibilidad. Así lo propone un estudio de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático.

Las ciudades son ampliamente reconocidas por los organismos multilaterales y la comunidad científica como actores relevantes en la generación de impactos ambientales alrededor del mundo y, a su vez, como una oportunidad para reducirlos. Al mismo tiempo, se ha demostrado que el análisis de ciclo de vida (ACV) es una herramienta adecuada para el diagnóstico de impactos ambientales potenciales. Sin embargo, la metodología del ACV no ha sido adaptada para contribuir a evaluar y mejorar la sostenibilidad ambiental de las ciudades y ayudar a los responsables de la toma de decisiones a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Ahora un estudio realizado por investigadores de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático ESCI-UPF y la École des Mines de Saint-Étienne (Francia), publicado en la revista Science of the Total Environment, va más allá del estado actual de la metodología proporcionando un indicador de rendimiento de sostenibilidad, con una perspectiva de ciclo de vida e información ambiental, social y económica, destinado a facilitar la comparación y la evaluación de los resultados entre ciudades. Se ha analizado el impacto de una lista de 18 ciudades mostrando cómo el uso de diferentes factores de normalización cambia su impacto relativo y, por tanto, su posición en la lista.

Tras una revisión previa de la literatura existente sobre las herramientas disponibles para evaluar la sostenibilidad de las ciudades, los investigadores de la Cátedra identificaron la necesidad de trabajar en el ACV de la ciudad con una perspectiva de sostenibilidad.

“El ACV de la ciudad es esencial para abordar un gran número de impactos ambientales, ya que las ciudades representan el 80% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”, explica Jaume Albertí, primer autor del estudio y líder de la Línea de Investigación en Construcción Sostenible y Energía de la Cátedra.

“Actualmente, en el caso de las evaluaciones de sostenibilidad de la ciudad, falta al menos uno de los siguientes aspectos: punto de vista holístico, evaluación multicriterio, perspectiva de ACV y la posibilidad de comparar resultados entre diferentes ciudades alrededor del mundo –añade–. Probablemente, las complejidades tanto del método de evaluación como del sistema en estudio han sido un obstáculo para llevar a cabo el ACV de la ciudad”.

Midiendo el comportamiento de las ciudades

Para definir los elementos del ACV en el caso de un sistema complejo como la ciudad, los investigadores han determinado el objetivo y parte del alcance del ACV de la ciudad: la función de la ciudad, la unidad funcional para permitir la comparación entre las ciudades y el flujo de referencia para cuantificar los impactos.

“La función de una ciudad se ha definido como 'proporcionar un entorno adecuado para los seres humanos, lo que les permite vivir con un cierto nivel de prosperidad', siendo consecuente con los valores relativos al desarrollo de la ciudad de Aristóteles (384-322 a.C.), quien declaró que una ciudad debe proporcionar seguridad y felicidad a sus habitantes”, explica Pere Fullana i Palmer, coautor del estudio y director de la Cátedra.

“El ACV es preciso en la evaluación de los aspectos ambientales de la sostenibilidad, pero carece de insumos sociales y económicos”, señala Fullana i Palmer. Para obtener un ACV factible, los autores proponen “introducir los aspectos sociales y económicos mediante el uso del índice de prosperidad de la ciudad (CPI, por sus siglas en inglés) de UN-Habitat, un índice aceptado internacionalmente que ya se ha aplicado a más de 400 ciudades en todo el mundo”. El CPI es un índice compuesto utilizado para medir los logros generales en una ciudad en seis dimensiones de prosperidad relacionadas con cómo se gobiernan las ciudades o cómo crean y distribuyen los beneficios socioeconómicos o la prosperidad.

“El CPI combinado con el número de habitantes es el factor de normalización que se considera más adecuado para evitar el problem shifting entre las dimensiones de sostenibilidad, es decir, evitar que la mejora en una dimensión no se logre a expensas de otra, y la interferencia del número de habitantes al comparar dos ciudades diferentes, como Addis Abeba y Nueva York”, explica Albertí.

Por tanto, “para impulsar el ACV como una herramienta adecuada no solo para una región específica o un grupo cultural de ciudades, sino para cualquier región urbana del mundo, consideramos la cantidad de personas que viven en la ciudad y la forma en que viven", comenta. "Esto asegura la evaluación comparativa de la sostenibilidad en las ciudades, fomentando la mejora continua mediante la transferencia de las mejores soluciones de unas a otras”.
Este trabajo también incluye el análisis del impacto de 18 ciudades, mostrando cómo el uso de diferentes factores de normalización cambia el impacto relativo de las ciudades. “La reputación de sostenibilidad de algunas ciudades aumenta o disminuye no solo en función de su número de habitantes, sino también de cómo se comportan las ciudades en términos sociales y económicos", señala Albertí.

El ejemplo de Barcelona y Zúrich

"Por ejemplo, la comparación del Potencial de Calentamiento Global (GWP, por sus siglas en inglés) de Barcelona y Zúrich muestra que, aunque Barcelona tiene un GWP más alto que Zúrich, si se consideran como factores de normalización la población y la prosperidad, el GWP modificado de Barcelona es inferior al de Zúrich”, explica el autor, que añade: “La muestra incluye ciudades de diferentes continentes y niveles de desarrollo y, por tanto, permite ver cómo el método sugerido afecta a la posición de las ciudades en esta lista”.

Los investigadores destacan que este artículo es un primer paso para realizar el ACV de la ciudad con una perspectiva de sostenibilidad que, en el futuro, podría resultar en la estandarización de las declaraciones ambientales de ciudades (ECD, por sus siglas en inglés). Los próximos trabajos de investigación deberán indicar los elementos restantes de la definición del alcance del análisis de ciclo de via (definición de límites del sistema y procedimientos de asignación) a fin de establecer las bases para realizar un ACV piloto comparativo de la ciudad.

Teniendo en cuenta las consecuencias globales del cambio climático que afectan en gran medida la vida urbana, “los resultados de este trabajo abordan la necesidad de ayudar a los gobiernos a nivel regional, nacional y local para impulsar el desarrollo sostenible y para que los responsables políticos tengan un conocimiento más profundo de la vinculación de la ciudad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, concluye Fullana i Palmer.

Fuente: Sinc