class="contentpane"> Agua pura, directa del río
Martes, 06 de Octubre de 2009 05:55
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Un dispositivo con forma de caña, que purifica el líquido mientras se la utiliza para beber, podría ayudar a controlar enfermedades relacionadas con el consumo de agua contaminada en los países del Tercer Mundo.  La pajita o pitillo ha sido bautizada LifeStraw, en inglés, por sus supuestas capacidades para salvar vidas.  Sus fabricantes aseguran que esta caña permite tomar agua de cualquier fuente natural, ya que remueve las bacterias del líquido a medida que éste pasa por el dispositivo. La compañía declaró que espera que el invento ayude a cumplir con las Metas del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas, en cuanto a mejorar el acceso a agua potable en las regiones más pobres del planeta para el 2015. 


 El LifeStraw, creación del danés Torben Vestergaard Frandsen, es de plástico, presenta forma de flauta y tiene una serie de filtros y cámaras impregnadas con yodo en su interior. Esta sustancia química es la responsable de combatir instantáneamente a las bacterias. 


“Sólo hay que aspirar el agua unas cuantas veces, para que el líquido vaya pasando despacio por todos los filtros”, explicó Alan Mortensen, director de negocios de la firma fabricante.

Muerte a las bacterias
En los países del Tercer Mundo, una de cada seis personas no tiene acceso a agua potable, y se estima que alrededor de 6.000 personas mueren a diario a causa de enfermedades transmitidas por aguas contaminadas.   El pitillo o pajita de Vestergaard Frandsen está diseñado para eliminar bacterias letales, mediante un filtro desinfectante y una dosis de carbono activo que remueve los parásitos y mejora el sabor del líquido. El dispositivo, que se fabrica en China y cuesta US$ 3,50 por unidad, puede purificar eficientemente hasta 700 litros de agua, y dura entre seis meses y un año.


Caro y temporario
Sin embargo, un vocero de la organización no gubernamental WaterAid, que trabaja en la provisión de agua potable y sanidad en 17 países en desarrollo, se mostró cauteloso ante la eficacia de este producto.  Paul Hetherington, portavoz de la entidad, declaró que LifeStraw es “una muy buena idea”, pero no necesariamente va a cumplir su propósito.  Es caro, y no es una solución eficiente, dijo. “A US$ 3,50, el dispositivo parece barato para usted o para mí, pero en muchos países pobres la gente gana menos de un dólar al día, y con eso tienen que alimentar a sus familias”, expresó Hetherington.   Además, según el especialista, el pitillo purificador no logrará eliminar uno de los principales problemas en el abastecimiento de agua: las largas distancias, de hasta 20 kilómetros, que la gente tiene que recorrer para llegar hasta una fuente de aprovisionamiento.


“No tienen tiempo para destinarle a la educación, y las mujeres son las que más sufren por ello: en general, son ellas las encargadas de recoger el agua”, considera Hetherington.  El viaje de vuelta, además, lo hacen cargando las jarras llenas, un peso de 25 kilos o más sobre sus cabezas o sus espaldas.
“LifeStraw no remedia esta situación, aun cuando logre mejorar la calidad del agua que se consume”, agrega el portavoz.   En términos de costos, una organización como WaterAid debe destinar US$27 por persona para proveer agua, educación sanitaria y de higiene en el Tercer Mundo.
Si se establece en el país un sistema eficiente de administración de los recursos hídricos, ese dinero puede bastar para dar solución al tema de por vida.
“Con estos costos, el precio de LifeStraw, a US$3,50, parece caro”; concluye el representante de WaterAid.
Fuente

Agua pura, directa del río

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Un dispositivo con forma de caña, que purifica el líquido mientras se la utiliza para beber, podría ayudar a controlar enfermedades relacionadas con el consumo de agua contaminada en los países del Tercer Mundo.  La pajita o pitillo ha sido bautizada LifeStraw, en inglés, por sus supuestas capacidades para salvar vidas.  Sus fabricantes aseguran que esta caña permite tomar agua de cualquier fuente natural, ya que remueve las bacterias del líquido a medida que éste pasa por el dispositivo. La compañía declaró que espera que el invento ayude a cumplir con las Metas del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas, en cuanto a mejorar el acceso a agua potable en las regiones más pobres del planeta para el 2015. 


 El LifeStraw, creación del danés Torben Vestergaard Frandsen, es de plástico, presenta forma de flauta y tiene una serie de filtros y cámaras impregnadas con yodo en su interior. Esta sustancia química es la responsable de combatir instantáneamente a las bacterias. 


“Sólo hay que aspirar el agua unas cuantas veces, para que el líquido vaya pasando despacio por todos los filtros”, explicó Alan Mortensen, director de negocios de la firma fabricante.

Muerte a las bacterias
En los países del Tercer Mundo, una de cada seis personas no tiene acceso a agua potable, y se estima que alrededor de 6.000 personas mueren a diario a causa de enfermedades transmitidas por aguas contaminadas.   El pitillo o pajita de Vestergaard Frandsen está diseñado para eliminar bacterias letales, mediante un filtro desinfectante y una dosis de carbono activo que remueve los parásitos y mejora el sabor del líquido. El dispositivo, que se fabrica en China y cuesta US$ 3,50 por unidad, puede purificar eficientemente hasta 700 litros de agua, y dura entre seis meses y un año.


Caro y temporario
Sin embargo, un vocero de la organización no gubernamental WaterAid, que trabaja en la provisión de agua potable y sanidad en 17 países en desarrollo, se mostró cauteloso ante la eficacia de este producto.  Paul Hetherington, portavoz de la entidad, declaró que LifeStraw es “una muy buena idea”, pero no necesariamente va a cumplir su propósito.  Es caro, y no es una solución eficiente, dijo. “A US$ 3,50, el dispositivo parece barato para usted o para mí, pero en muchos países pobres la gente gana menos de un dólar al día, y con eso tienen que alimentar a sus familias”, expresó Hetherington.   Además, según el especialista, el pitillo purificador no logrará eliminar uno de los principales problemas en el abastecimiento de agua: las largas distancias, de hasta 20 kilómetros, que la gente tiene que recorrer para llegar hasta una fuente de aprovisionamiento.


“No tienen tiempo para destinarle a la educación, y las mujeres son las que más sufren por ello: en general, son ellas las encargadas de recoger el agua”, considera Hetherington.  El viaje de vuelta, además, lo hacen cargando las jarras llenas, un peso de 25 kilos o más sobre sus cabezas o sus espaldas.
“LifeStraw no remedia esta situación, aun cuando logre mejorar la calidad del agua que se consume”, agrega el portavoz.   En términos de costos, una organización como WaterAid debe destinar US$27 por persona para proveer agua, educación sanitaria y de higiene en el Tercer Mundo.
Si se establece en el país un sistema eficiente de administración de los recursos hídricos, ese dinero puede bastar para dar solución al tema de por vida.
“Con estos costos, el precio de LifeStraw, a US$3,50, parece caro”; concluye el representante de WaterAid.
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