class="contentpane"> Mayas construían sus monumentos con sistemas hidráulicos
Viernes, 21 de Agosto de 2009 17:06
Imprimir
AddThis Social Bookmark Button

Foto: INAH
Durante largo tiempo, una de las principales incógnitas sobre la ciudad maya de Uxmal, en Yucatán, giraba en torno a cómo fue posible edificar monumentos de gran volumen, como el Templo del Adivino, sin contar con ríos ni cenotes que permitieran la actividad constructiva; interrogante que ha sido posible resolver tras años de investigación

El arqueólogo José Huchim Herrera, director de esa zona arqueológica de la llamada Región Puuc o serrana (al sur de Yucatán y norte de Campeche), dio a conocer que entre los datos certeros, destaca el conocimiento del complejo sistema hidráulico con que contó esta urbe, cuyo auge poblacional se dio entre los años 950 y 1100-1150 d.C.

Esta “red” —explicó— se encuentra distribuida en la parte poniente del sitio, conformada por aguadas o buk’teoob, almacenes artificiales que partían de modificar los bordes de las depresiones en las que se acumula el agua de manera natural y construir, debajo del lecho arcilloso, depósitos de piedra sin mortero (mezcla) cubiertos con pequeñas bóvedas.
.
La ausencia del mortero o cementante, permitía a su vez que, en la medida que el lecho se saturara, el agua se filtrara hacia otro depósito o reserva (buk’te) que se halla en la parte inferior, a través de las uniones de las piedras.
.
“Los habitantes del Puuc tuvieron una gran limitante: la falta de fuentes permanentes de agua, ya que el manto acuífero se localiza por lo menos a 65 metros de profundidad. Sin embargo, en la zona hay un gran índice de precipitación pluvial, se tiene el registro anual de hasta 110 mm³ de agua; sin contar que el estrato geológico favorece en mucho la agricultura.
.
“Esta dependencia hacia el agua de lluvia, favoreció la construcción de una decena de aguadas, la más grande de estas se conoce como Chenchan y mide aproximadamente 250 metros de largo, por 70-120 metros de ancho”, detalló el investigador adscrito al Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en Yucatán.
.
A estas aguadas o lagunas artificiales, inclusive iba a parar el agua pluvial excedente, es decir, el líquido que caía en las plazas y en los edificios se conducía hasta más o menos 300 metros, en la parte más baja del sitio de Uxmal, donde se hallaban los citados buk’teoob.
.
Además de las aguadas, en esa ciudad prehispánica se hallan distribuidos más de 150 chultunes, depósitos en forma de botella —excavados en la roca caliza y cubiertos con estuco—, rodeados de una superficie cóncava que servía para captar el agua, pudiendo contener entre 10 mil y 35 mil litros.
.
Así —continúo José Huchim—, se contaba con el agua suficiente para desarrollar una nueva manera de construir edificios conocida como “mampostería de recubrimiento”, que perfeccionó el mortero para hacer muros más resistentes y techos con bóvedas de sillares (botas); además de cubrir la necesidad del vital líquido de 30 mil habitantes.
.
El arqueólogo concluyó que después del apogeo de Uxmal, alrededor de 1000 d.C., decreció la construcción de edificios públicos, por el contrario, proliferaron las estructuras domésticas. En el suroeste del sitio se han identificado núcleos de estos monumentos, aunque su volumen y dimensiones no compiten con los de los conjuntos del Clásico Tardío.  
Autor/Redactor: INAH
Editor: Manuel Zavala y Alonso
Fuente

Mayas construían sus monumentos con sistemas hidráulicos

Viernes, 21 de Agosto de 2009 17:06
Imprimir
AddThis Social Bookmark Button

Foto: INAH
Durante largo tiempo, una de las principales incógnitas sobre la ciudad maya de Uxmal, en Yucatán, giraba en torno a cómo fue posible edificar monumentos de gran volumen, como el Templo del Adivino, sin contar con ríos ni cenotes que permitieran la actividad constructiva; interrogante que ha sido posible resolver tras años de investigación

El arqueólogo José Huchim Herrera, director de esa zona arqueológica de la llamada Región Puuc o serrana (al sur de Yucatán y norte de Campeche), dio a conocer que entre los datos certeros, destaca el conocimiento del complejo sistema hidráulico con que contó esta urbe, cuyo auge poblacional se dio entre los años 950 y 1100-1150 d.C.

Esta “red” —explicó— se encuentra distribuida en la parte poniente del sitio, conformada por aguadas o buk’teoob, almacenes artificiales que partían de modificar los bordes de las depresiones en las que se acumula el agua de manera natural y construir, debajo del lecho arcilloso, depósitos de piedra sin mortero (mezcla) cubiertos con pequeñas bóvedas.
.
La ausencia del mortero o cementante, permitía a su vez que, en la medida que el lecho se saturara, el agua se filtrara hacia otro depósito o reserva (buk’te) que se halla en la parte inferior, a través de las uniones de las piedras.
.
“Los habitantes del Puuc tuvieron una gran limitante: la falta de fuentes permanentes de agua, ya que el manto acuífero se localiza por lo menos a 65 metros de profundidad. Sin embargo, en la zona hay un gran índice de precipitación pluvial, se tiene el registro anual de hasta 110 mm³ de agua; sin contar que el estrato geológico favorece en mucho la agricultura.
.
“Esta dependencia hacia el agua de lluvia, favoreció la construcción de una decena de aguadas, la más grande de estas se conoce como Chenchan y mide aproximadamente 250 metros de largo, por 70-120 metros de ancho”, detalló el investigador adscrito al Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en Yucatán.
.
A estas aguadas o lagunas artificiales, inclusive iba a parar el agua pluvial excedente, es decir, el líquido que caía en las plazas y en los edificios se conducía hasta más o menos 300 metros, en la parte más baja del sitio de Uxmal, donde se hallaban los citados buk’teoob.
.
Además de las aguadas, en esa ciudad prehispánica se hallan distribuidos más de 150 chultunes, depósitos en forma de botella —excavados en la roca caliza y cubiertos con estuco—, rodeados de una superficie cóncava que servía para captar el agua, pudiendo contener entre 10 mil y 35 mil litros.
.
Así —continúo José Huchim—, se contaba con el agua suficiente para desarrollar una nueva manera de construir edificios conocida como “mampostería de recubrimiento”, que perfeccionó el mortero para hacer muros más resistentes y techos con bóvedas de sillares (botas); además de cubrir la necesidad del vital líquido de 30 mil habitantes.
.
El arqueólogo concluyó que después del apogeo de Uxmal, alrededor de 1000 d.C., decreció la construcción de edificios públicos, por el contrario, proliferaron las estructuras domésticas. En el suroeste del sitio se han identificado núcleos de estos monumentos, aunque su volumen y dimensiones no compiten con los de los conjuntos del Clásico Tardío.  
Autor/Redactor: INAH
Editor: Manuel Zavala y Alonso
Fuente