class="contentpane"> México y el mundo deben adaptarse a la sequía y la desertificación
Viernes, 21 de Junio de 2013 19:12
Imprimir
AddThis Social Bookmark Button

alejandro19/06/13 Alejandro Guevara Sanginés, académico de la Universidad Iberoamericana.

La mitigación es la otra medida para enfrentar ambos problemas.

La desertificación y la sequía mundiales son dos de los problemas ambientales más acuciantes del planeta, encima agravados por la acción humana, señaló el doctor Alejandro Guevara Sanginés, académico de la Universidad Iberoamericana especializado en temas de economía ambiental.

Ambas problemáticas son derivados de la creciente escasez del agua, reflejada en que 1.100 millones de personas en el mundo tienen un insuficiente acceso a la misma, que es utilizada para el consumo humano, la agricultura y como insumo para el funcionamiento de los ecosistemas. El agua, al tener como fuente básica la lluvia, de la cual una parte se filtra al subsuelo, otra se evapora y una más se deposita superficialmente en lagos y ríos, México y el resto de los países del mundo deben adaptarse a los fenómenos de la sequía y la desertificación, lo que implica que cada nación emprenda una estrategia local que le permita mejorar su capacidad de almacenamiento y consumo del agua. Un escenario donde cada vez hay más sequías y una expansión de la desertificación hace pensar a los científicos que ambos fenómenos llegaron para quedarse; mismos que son consecuencia del cambio climático.

Respecto a las medidas para enfrentar la sequía y la desertificación Guevara mencionó que hay dos, la adaptación y la mitigación. La primera aplica a corto y mediano plazo, y de manera local en cada país.

1.100 millones de personas en el mundo tienen un insuficiente acceso al agua.

Adaptarse implica comenzar por reconocer que hay una precipitación pluvial anual menor,consecuencia de lluvias más exiguas; o caso contrario, mayor frecuencia de tormentas tropicales y huracanes “cuya gran cantidad de agua se pierde porque no tenemos capacidad para almacenarla”.

En este sentido recordó que México cuenta con una Estrategia Nacional de Cambio Climático,misma que plantea como objetivos estratégicos: reducir la vulnerabilidad al cambio climático de los mexicanos que viven en situación de riesgo así como fortalecer su capacidad de adaptación, disminuir la vulnerabilidad de los sistemas productivos y de la infraestructura estratégica ante contingencias climatológicas, fomentar la capacidad de adaptación de los ecosistemas a los efectos del cambio climático, acelerar la transición energética hacia fuentes de energía limpia, Reducir la intensidad de consumo energético mediante esquemas de eficiencia y racionalidad, transitar hacia modelos de ciudades sustentables con sistemas de movilidad inteligentes, gestión integral de residuos y edificaciones de baja huella de carbono; impulsar mejores prácticas agropecuarias y forestales con esquemas de reducción de emisiones por deforestación y degradación, y disminuir las emisiones de contaminantes de vida corta, como el carbono negro y el metano, para mejorar la salud y bienestar de todos los mexicanos.

Además, como la desertificación es un problema que se conecta con otros temas de importancia, como la autosuficiencia alimentaria, es imperante estar preparados para la escasez de agua con formas de adaptación a la misma, a través del desarrollo de sistemas agrícolas más eficientes en términos de ahorro del líquido, por ejemplo, al pasar del riego por inundación a una tecnología de aspersión o por goteo.

No hay agua o alimento más caro que los inexistentes.

“El problema es que para transitar de una tecnología a otra se necesitan inversiones de capital; sin embargo, no hay agua o alimento más caro que los inexistentes. Por consiguiente, una inversión en mejores sistemas de riego nos permite entender que habrá menos agua, pero que esa poca se utilizará eficientemente y nos permitirá seguir generando alimentos”. En cuanto a la mitigación del efecto invernadero y las consecuentes sequías y desertificación derivada, el investigador de la Ibero mencionó que es una medida que guía todas las cumbres del medio ambiente, y consiste en los acuerdos para la reducción voluntaria de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Mitigar el cambio climático implica reducir las emisiones de bióxido de carbono o capturar al mismo por medio de proyectos de reforestación. Ambas son estrategias de largo plazo que serían una contribución para reducir ese problema atmosférico global de gran magnitud. El doctor Alejandro Guevara, quien además es director de la División de Estudios Sociales de la Universidad Iberoamericana, actualmente participa en dos investigaciones conjuntas sobre temas ambientales.

La primera, llevada a cabo con colegas de Francia, investiga cómo inciden los subsidios para servicios ambientales de reforestación y captura de carbono en espacios territoriales de ejidos y comunidades. El otro proyecto, que se realiza con la Agencia Alemana de Cooperación, analiza los costos-beneficios de medidas de adaptación ante el cambio climático.

Fuente: iAgua.es

México y el mundo deben adaptarse a la sequía y la desertificación

Viernes, 21 de Junio de 2013 19:12
Imprimir
AddThis Social Bookmark Button

alejandro19/06/13 Alejandro Guevara Sanginés, académico de la Universidad Iberoamericana.

La mitigación es la otra medida para enfrentar ambos problemas.

La desertificación y la sequía mundiales son dos de los problemas ambientales más acuciantes del planeta, encima agravados por la acción humana, señaló el doctor Alejandro Guevara Sanginés, académico de la Universidad Iberoamericana especializado en temas de economía ambiental.

Ambas problemáticas son derivados de la creciente escasez del agua, reflejada en que 1.100 millones de personas en el mundo tienen un insuficiente acceso a la misma, que es utilizada para el consumo humano, la agricultura y como insumo para el funcionamiento de los ecosistemas. El agua, al tener como fuente básica la lluvia, de la cual una parte se filtra al subsuelo, otra se evapora y una más se deposita superficialmente en lagos y ríos, México y el resto de los países del mundo deben adaptarse a los fenómenos de la sequía y la desertificación, lo que implica que cada nación emprenda una estrategia local que le permita mejorar su capacidad de almacenamiento y consumo del agua. Un escenario donde cada vez hay más sequías y una expansión de la desertificación hace pensar a los científicos que ambos fenómenos llegaron para quedarse; mismos que son consecuencia del cambio climático.

Respecto a las medidas para enfrentar la sequía y la desertificación Guevara mencionó que hay dos, la adaptación y la mitigación. La primera aplica a corto y mediano plazo, y de manera local en cada país.

1.100 millones de personas en el mundo tienen un insuficiente acceso al agua.

Adaptarse implica comenzar por reconocer que hay una precipitación pluvial anual menor,consecuencia de lluvias más exiguas; o caso contrario, mayor frecuencia de tormentas tropicales y huracanes “cuya gran cantidad de agua se pierde porque no tenemos capacidad para almacenarla”.

En este sentido recordó que México cuenta con una Estrategia Nacional de Cambio Climático,misma que plantea como objetivos estratégicos: reducir la vulnerabilidad al cambio climático de los mexicanos que viven en situación de riesgo así como fortalecer su capacidad de adaptación, disminuir la vulnerabilidad de los sistemas productivos y de la infraestructura estratégica ante contingencias climatológicas, fomentar la capacidad de adaptación de los ecosistemas a los efectos del cambio climático, acelerar la transición energética hacia fuentes de energía limpia, Reducir la intensidad de consumo energético mediante esquemas de eficiencia y racionalidad, transitar hacia modelos de ciudades sustentables con sistemas de movilidad inteligentes, gestión integral de residuos y edificaciones de baja huella de carbono; impulsar mejores prácticas agropecuarias y forestales con esquemas de reducción de emisiones por deforestación y degradación, y disminuir las emisiones de contaminantes de vida corta, como el carbono negro y el metano, para mejorar la salud y bienestar de todos los mexicanos.

Además, como la desertificación es un problema que se conecta con otros temas de importancia, como la autosuficiencia alimentaria, es imperante estar preparados para la escasez de agua con formas de adaptación a la misma, a través del desarrollo de sistemas agrícolas más eficientes en términos de ahorro del líquido, por ejemplo, al pasar del riego por inundación a una tecnología de aspersión o por goteo.

No hay agua o alimento más caro que los inexistentes.

“El problema es que para transitar de una tecnología a otra se necesitan inversiones de capital; sin embargo, no hay agua o alimento más caro que los inexistentes. Por consiguiente, una inversión en mejores sistemas de riego nos permite entender que habrá menos agua, pero que esa poca se utilizará eficientemente y nos permitirá seguir generando alimentos”. En cuanto a la mitigación del efecto invernadero y las consecuentes sequías y desertificación derivada, el investigador de la Ibero mencionó que es una medida que guía todas las cumbres del medio ambiente, y consiste en los acuerdos para la reducción voluntaria de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Mitigar el cambio climático implica reducir las emisiones de bióxido de carbono o capturar al mismo por medio de proyectos de reforestación. Ambas son estrategias de largo plazo que serían una contribución para reducir ese problema atmosférico global de gran magnitud. El doctor Alejandro Guevara, quien además es director de la División de Estudios Sociales de la Universidad Iberoamericana, actualmente participa en dos investigaciones conjuntas sobre temas ambientales.

La primera, llevada a cabo con colegas de Francia, investiga cómo inciden los subsidios para servicios ambientales de reforestación y captura de carbono en espacios territoriales de ejidos y comunidades. El otro proyecto, que se realiza con la Agencia Alemana de Cooperación, analiza los costos-beneficios de medidas de adaptación ante el cambio climático.

Fuente: iAgua.es