class="contentpane"> El agua, eje central del medio ambiente
Miércoles, 10 de Junio de 2020 13:21
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El aguaUna de las tareas que Canal de Isabel II se ha impuesto en lo que a medio ambiente se refiere es la de concienciar a la población sobre la necesidad de protegerlo. Gregorio Arias, su subdirector de Gestión Ambiental, detalla cómo es el compromiso a nivel ambiental de esta empresa pública que gestiona el agua de los madrileños.

De acuerdo con sus palabras, "el agua es la columna vertebral del medio ambiente". Canal de Isabel II ha sido consciente de la importancia de su gestión en el entorno desde hace más de 100 años, cuando construyó la primera depuradora de la región, en Buitrago de Lozoya, para cuidar desde su origen las aguas que abastecían a la capital.

Actualmente, existen en la región 157 estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR), que tratan las aguas residuales generadas por una población de 6,5 millones de personas. Esta tarea la llevan más allá del estricto cumplimiento legal. "La calidad del agua de los ríos, arroyos y masas de agua de la Comunidad de Madrid depende de nuestro trabajo", sostiene. Las 157 tratan del orden de 420 hectómetros cúbicos al año, lo que equivale a 420 estadios Santiago Bernabéu llenos de agua residual. Más de un estadio de fútbol al día.

Regeneración de agua depurada

Desde su nacimiento, Canal de Isabel II ha puesto un celo especial en que sus procesos enarbolen la bandera de la sostenibilidad. Primero, con la gestión de los residuos que se producen en su actividad diaria de gestión del ciclo del agua. Igualmente, con la recogida selectiva de papel, de metal, de vidrio y de envases de sus instalaciones. Después, poniendo en marcha actividades como la regeneración de agua depurada antes de su vertido a cauce.

En 2019, se vertieron a los cauces más de 100 hectómetros cúbicos de agua regenerada contribuyendo, de este modo, al cuidado y recuperación de las masas fluviales. Hoy por hoy, la empresa reutiliza 16 hectómetros cúbicos al año de agua que se utilizan para el riego de parques tan emblemáticos como el Retiro, jardines públicos y campos de golf de 24 municipios de la Comunidad de Madrid.

Asimismo, del total, se destinan unos 2,5 hectómetros cúbicos de agua regenerada de alta calidad, obtenida por ósmosis inversa, a una instalación tan significativa como la fábrica International Paper, que como papelera es referente europeo por producir papel 100% reciclado con agua 100% reciclada. Además de gestionar el ciclo del agua, también forma parte de la labor de Canal de Isabel II gestionar los residuos generados en él, especialmente en las fases de tratamiento y depuración del agua. En los últimos años, se ha dado un paso más con la gestión de tratamientos avanzados de lodo, mediante plantas de secado térmico. "Esto permite la cogeneración de energía eléctrica de alta eficiencia, que supone un avance en cuanto a la utilización de energía para el secado de los lodos y aumenta su calidad como fertilizante", aclara Arias. Se le ofrece una segunda vida al lodo como fertilizante.

El pasado año, de las depuradoras de Canal de Isabel II salieron más de 425.000 toneladas de lodos que, una vez deshidratados y estabilizados, se convirtieron en 96.000 toneladas de materia seca aprovechable. De esos lodos, 64.000 toneladas tuvieron una aplicación agrícola directa, algo más de 3.000 se compostaron, y unas 29.000 fueron sometidas a un proceso de secado térmico en la Unidad de Tratamiento de Lodos de Loeches y también en la planta ubicada en la EDAR Sur.

Una vez deshidratados y estabilizados, 425.000 toneladas de lodos se convirtieron, en 2019, en 96.000 toneladas de materia seca aprovechable. Este secado térmico no sólo permite secar estos lodos para producir abono o compost, sino que también, durante el proceso de secado, se genera energía eléctrica que cubre la propia demanda energética de la planta. El excedente se entrega a red. Gracias a estas instalaciones, el porcentaje de lodos valorizados en 2019 fue del 57%. El objetivo es llegar al 70% en 2022.

También en la EDAR Sur se encuentra la mayor planta nacional de producción de estruvita, otro fertilizante de gran valor añadido que se obtiene a partir del agua residual. La estruvita está considerada como el "oro blanco" de los residuos, por su alto contenido en fósforo, elemento indispensable para la vida, no renovable e insustituible siquiera sintéticamente.

De una u otra forma, el 92% de los residuos creados por la actividad de Canal está valorizado, cerrando el círculo. Si la gente dejara de tirar toallitas higiénicas y bastoncillos de los oídos al váter, se podría alcanzar prácticamente el 100%.

En 2019, la compañía gestionó un total de 32.164 toneladas de residuos no peligrosos y 363,74 toneladas de residuos peligrosos. A estas alturas de 2020, estamos en torno a las 10.000 toneladas de residuos no peligrosos y a las 130 de residuos peligrosos. Hay una ligera bajada del 3% motivada por la caída de la actividad industrial a raíz de las drásticas medidas de confinamiento para luchar contra la pandemia del Covid-19. Arias ve este descenso como un éxito en el sentido de que la gente es cada vez más consciente de la importancia de clasificar el residuo en origen.

Otro de los grandes residuos que recogen son las arenas, que vienen de los viales públicos y llegan a los colectores. Está previsto realizar este mes de junio una prueba para separar las arenas de los otros residuos, "para tener una arena limpia, como subproducto, que se podrá utilizar para obras, o de Canal de Isabel II o de construcción". La intención es disponer de una instalación definitiva de clasificación y lavado de arenas en el primer semestre de 2021.

Eficiencia energética

En cuanto a eficiencia energética, dedican el biogás obtenido de las depuradoras para producir energía eléctrica limpia. Se está analizando la utilidad del biogás como biocombustible para impulsar su flota de coches, que se ha cambiado de diésel a gas, y están realizando pruebas en "gasineras", en estaciones de servicio de gas.

El futuro se plasma en el Plan Estratégico 2018-2030 de Canal de Isabel II. "Es muy ambicioso, tiene diez líneas estratégicas y cubre cualquier aspecto de la sostenibilidad y el desarrollo sostenible", asegura el subdirector de Gestión Ambiental. Se asienta en tres premisas: el aspecto social, el medioambiental y el económico. "El social, para devolver a la sociedad todo lo que nos apoya y nos aporta como empresa. El medioambiental, porque es fundamental y porque está en nuestro ADN. Es clave para el desarrollo sostenible. Y el económico, desde el punto de vista sostenible. Es decir, que sea autofinanciable, que genere riqueza, que la propia gestión medioambiental no sea deficitaria, sino que permita abrir líneas económicas que faciliten financiar estos proyectos", precisa. Hablamos de la regeneración o el reciclado de los residuos, de obtener abono de estos productos y de utilizar el agua regenerada. Todo ello posee un valor en el mercado.

La preocupación de la contaminación atmosférica la abordan desde una doble perspectiva, la de reducir los consumos y aumentar la generación. Están renovando todos sus motores y el equipamiento con un alto consumo energético, aunque no estén obsoletos, ya que los de nueva generación reducen significativamente su consumo. Así, Canal de Isabel II apuesta por la eficiencia energética. Igualmente, está impulsando la automatización y el control remoto. "Si invertimos en sistemas inteligentes de control de procesos, podemos reducir el consumo de energía", alega Arias. Él coordina la línea estratégica Impulsar la calidad ambiental y la eficiencia energética, que está perfectamente alineada con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Su compromiso coincide con el marco de la política de Naciones Unidas de la reducción del 40% de la emisión de Gases de Efecto Invernadero. Canal de Isabel II acude al mercado de los derechos de emisión para compensar los que emite y contribuye al de la energía limpia. Por otro lado, el 100% de la energía eléctrica que emplea para su actividad es de origen verde. Además, cuenta con centrales hidráulicas que generan en orden del 30% de lo que consume.

La compañía gestionó, en 2019, 32.164 toneladas de residuos no peligrosos y 363,74 toneladas de residuos peligrosos.

El 'monstruo de las toallitas' No todos los residuos son bien recibidos por las depuradoras, sobre todo las toallitas húmedas. Canal de Isabel II destina grandes esfuerzos en concienciar a la población, con su personaje animado Matilda, de la importancia de hacer un buen uso del agua y de los váteres, y en combatir el monstruo de las toallitas, que genera tapones y atrofia la red de recogida de agua residual. En casos graves, los tapones pueden llegar a dañar las instalaciones de saneamiento y depuración e incluso, si quedan fuera de servicio, producir vertidos a los cauces. El año pasado llegaron a las depuradoras de la compañía unas 22.000 toneladas de residuos mojados. De media, cada madrileño, vertió por el váter casi cuatro kilos. La mayor parte de lo que se retira de residuos antes de entrar en la depuradora es principalmentre toallitas higiénicas tiradas al inodoro.

Fuente: eleconomista

El agua, eje central del medio ambiente

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El aguaUna de las tareas que Canal de Isabel II se ha impuesto en lo que a medio ambiente se refiere es la de concienciar a la población sobre la necesidad de protegerlo. Gregorio Arias, su subdirector de Gestión Ambiental, detalla cómo es el compromiso a nivel ambiental de esta empresa pública que gestiona el agua de los madrileños.

De acuerdo con sus palabras, "el agua es la columna vertebral del medio ambiente". Canal de Isabel II ha sido consciente de la importancia de su gestión en el entorno desde hace más de 100 años, cuando construyó la primera depuradora de la región, en Buitrago de Lozoya, para cuidar desde su origen las aguas que abastecían a la capital.

Actualmente, existen en la región 157 estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR), que tratan las aguas residuales generadas por una población de 6,5 millones de personas. Esta tarea la llevan más allá del estricto cumplimiento legal. "La calidad del agua de los ríos, arroyos y masas de agua de la Comunidad de Madrid depende de nuestro trabajo", sostiene. Las 157 tratan del orden de 420 hectómetros cúbicos al año, lo que equivale a 420 estadios Santiago Bernabéu llenos de agua residual. Más de un estadio de fútbol al día.

Regeneración de agua depurada

Desde su nacimiento, Canal de Isabel II ha puesto un celo especial en que sus procesos enarbolen la bandera de la sostenibilidad. Primero, con la gestión de los residuos que se producen en su actividad diaria de gestión del ciclo del agua. Igualmente, con la recogida selectiva de papel, de metal, de vidrio y de envases de sus instalaciones. Después, poniendo en marcha actividades como la regeneración de agua depurada antes de su vertido a cauce.

En 2019, se vertieron a los cauces más de 100 hectómetros cúbicos de agua regenerada contribuyendo, de este modo, al cuidado y recuperación de las masas fluviales. Hoy por hoy, la empresa reutiliza 16 hectómetros cúbicos al año de agua que se utilizan para el riego de parques tan emblemáticos como el Retiro, jardines públicos y campos de golf de 24 municipios de la Comunidad de Madrid.

Asimismo, del total, se destinan unos 2,5 hectómetros cúbicos de agua regenerada de alta calidad, obtenida por ósmosis inversa, a una instalación tan significativa como la fábrica International Paper, que como papelera es referente europeo por producir papel 100% reciclado con agua 100% reciclada. Además de gestionar el ciclo del agua, también forma parte de la labor de Canal de Isabel II gestionar los residuos generados en él, especialmente en las fases de tratamiento y depuración del agua. En los últimos años, se ha dado un paso más con la gestión de tratamientos avanzados de lodo, mediante plantas de secado térmico. "Esto permite la cogeneración de energía eléctrica de alta eficiencia, que supone un avance en cuanto a la utilización de energía para el secado de los lodos y aumenta su calidad como fertilizante", aclara Arias. Se le ofrece una segunda vida al lodo como fertilizante.

El pasado año, de las depuradoras de Canal de Isabel II salieron más de 425.000 toneladas de lodos que, una vez deshidratados y estabilizados, se convirtieron en 96.000 toneladas de materia seca aprovechable. De esos lodos, 64.000 toneladas tuvieron una aplicación agrícola directa, algo más de 3.000 se compostaron, y unas 29.000 fueron sometidas a un proceso de secado térmico en la Unidad de Tratamiento de Lodos de Loeches y también en la planta ubicada en la EDAR Sur.

Una vez deshidratados y estabilizados, 425.000 toneladas de lodos se convirtieron, en 2019, en 96.000 toneladas de materia seca aprovechable. Este secado térmico no sólo permite secar estos lodos para producir abono o compost, sino que también, durante el proceso de secado, se genera energía eléctrica que cubre la propia demanda energética de la planta. El excedente se entrega a red. Gracias a estas instalaciones, el porcentaje de lodos valorizados en 2019 fue del 57%. El objetivo es llegar al 70% en 2022.

También en la EDAR Sur se encuentra la mayor planta nacional de producción de estruvita, otro fertilizante de gran valor añadido que se obtiene a partir del agua residual. La estruvita está considerada como el "oro blanco" de los residuos, por su alto contenido en fósforo, elemento indispensable para la vida, no renovable e insustituible siquiera sintéticamente.

De una u otra forma, el 92% de los residuos creados por la actividad de Canal está valorizado, cerrando el círculo. Si la gente dejara de tirar toallitas higiénicas y bastoncillos de los oídos al váter, se podría alcanzar prácticamente el 100%.

En 2019, la compañía gestionó un total de 32.164 toneladas de residuos no peligrosos y 363,74 toneladas de residuos peligrosos. A estas alturas de 2020, estamos en torno a las 10.000 toneladas de residuos no peligrosos y a las 130 de residuos peligrosos. Hay una ligera bajada del 3% motivada por la caída de la actividad industrial a raíz de las drásticas medidas de confinamiento para luchar contra la pandemia del Covid-19. Arias ve este descenso como un éxito en el sentido de que la gente es cada vez más consciente de la importancia de clasificar el residuo en origen.

Otro de los grandes residuos que recogen son las arenas, que vienen de los viales públicos y llegan a los colectores. Está previsto realizar este mes de junio una prueba para separar las arenas de los otros residuos, "para tener una arena limpia, como subproducto, que se podrá utilizar para obras, o de Canal de Isabel II o de construcción". La intención es disponer de una instalación definitiva de clasificación y lavado de arenas en el primer semestre de 2021.

Eficiencia energética

En cuanto a eficiencia energética, dedican el biogás obtenido de las depuradoras para producir energía eléctrica limpia. Se está analizando la utilidad del biogás como biocombustible para impulsar su flota de coches, que se ha cambiado de diésel a gas, y están realizando pruebas en "gasineras", en estaciones de servicio de gas.

El futuro se plasma en el Plan Estratégico 2018-2030 de Canal de Isabel II. "Es muy ambicioso, tiene diez líneas estratégicas y cubre cualquier aspecto de la sostenibilidad y el desarrollo sostenible", asegura el subdirector de Gestión Ambiental. Se asienta en tres premisas: el aspecto social, el medioambiental y el económico. "El social, para devolver a la sociedad todo lo que nos apoya y nos aporta como empresa. El medioambiental, porque es fundamental y porque está en nuestro ADN. Es clave para el desarrollo sostenible. Y el económico, desde el punto de vista sostenible. Es decir, que sea autofinanciable, que genere riqueza, que la propia gestión medioambiental no sea deficitaria, sino que permita abrir líneas económicas que faciliten financiar estos proyectos", precisa. Hablamos de la regeneración o el reciclado de los residuos, de obtener abono de estos productos y de utilizar el agua regenerada. Todo ello posee un valor en el mercado.

La preocupación de la contaminación atmosférica la abordan desde una doble perspectiva, la de reducir los consumos y aumentar la generación. Están renovando todos sus motores y el equipamiento con un alto consumo energético, aunque no estén obsoletos, ya que los de nueva generación reducen significativamente su consumo. Así, Canal de Isabel II apuesta por la eficiencia energética. Igualmente, está impulsando la automatización y el control remoto. "Si invertimos en sistemas inteligentes de control de procesos, podemos reducir el consumo de energía", alega Arias. Él coordina la línea estratégica Impulsar la calidad ambiental y la eficiencia energética, que está perfectamente alineada con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Su compromiso coincide con el marco de la política de Naciones Unidas de la reducción del 40% de la emisión de Gases de Efecto Invernadero. Canal de Isabel II acude al mercado de los derechos de emisión para compensar los que emite y contribuye al de la energía limpia. Por otro lado, el 100% de la energía eléctrica que emplea para su actividad es de origen verde. Además, cuenta con centrales hidráulicas que generan en orden del 30% de lo que consume.

La compañía gestionó, en 2019, 32.164 toneladas de residuos no peligrosos y 363,74 toneladas de residuos peligrosos.

El 'monstruo de las toallitas' No todos los residuos son bien recibidos por las depuradoras, sobre todo las toallitas húmedas. Canal de Isabel II destina grandes esfuerzos en concienciar a la población, con su personaje animado Matilda, de la importancia de hacer un buen uso del agua y de los váteres, y en combatir el monstruo de las toallitas, que genera tapones y atrofia la red de recogida de agua residual. En casos graves, los tapones pueden llegar a dañar las instalaciones de saneamiento y depuración e incluso, si quedan fuera de servicio, producir vertidos a los cauces. El año pasado llegaron a las depuradoras de la compañía unas 22.000 toneladas de residuos mojados. De media, cada madrileño, vertió por el váter casi cuatro kilos. La mayor parte de lo que se retira de residuos antes de entrar en la depuradora es principalmentre toallitas higiénicas tiradas al inodoro.

Fuente: eleconomista