class="contentpane"> Un basurero en el estómago de una ballena
Lunes, 26 de Abril de 2010 16:22
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JOSÉ MANUEL NIEVES (ABC.es)

Veinte bolsas de plástico, toallas, calzoncillos, guantes, piezas de plástico y hasta una pelota de golf aparecen en el interior de un gran cetáceo varado en Washington.

El pasado 14 de abril, una ballena gris quedó varada en el distrito de West Seattle, en Washington. No es la primera vez que esto sucede. De hecho, se trata de la quinta ballena que muere de esta forma en Washington en lo que va de año. Pero en esta ocasión un equipo de biólogos la remolcó fuera de la playa y se la llevó para estudiarla más despacio.

 Y lo que encontró dentro de su estómago les ha llenado de asombro y consternación: veinte bolsas de plástico, toallas, guantes, cinta aislante, piezas y tapas de plástico y hasta una pelota de golf. Desechos humanos que, si bien no está claro hasta qué punto contribuyeron a su muerte, desde luego no debieron de resultar agradables para el cetáceo.

La ballena, un macho joven de casi doce metros, no mostraba síntomas de desnutrición, o por lo menos estaba en mejores condiciones nutricionales que otras ballenas grises varadas en la misma zona durante las últimas semanas. Por eso los biólogos han descartado que el animal muriera de inanición.

En su estómago, la ballena tenía una buena cantidad de contenidos sin digerir, en su mayor parte algas, pero también un sorprendente número de desperdicios humanos de todas clases. Más de veinte bolsas de plástico, toallas pequeñas, guantes quirúrgicos, calzoncillos, piezas de plástico, cinta aislante y hasta una pelota de golf. La lista completa de objetos puede descargarse en este enlace. En total, 48 objetos diferentes, la mayor parte de ellos de plástico y con un peso total de 1.443 gramos.

Aguas muy contaminadasA pesar de su cantidad, la basura humana sólo represantaba entre el 1 y el 2 por ciento de todo el contenido del estómago del desdichado animal y los biólogos (del Departamento de Pesca y Vida Salvaje de Washington y de la organización Cascadia Research) no se atreven a afirmar que sea esa la causa de su muerte. Lo que sí ha quedado claro es que la ballena intentó alimentarse en aguas muy contaminadas y que quedó expuesta a la gran cantidad de desperdicios que cubren sus fondos.

Las ballenas grises suelen comer en los fondos de aguas poco profundas aspirando los sedimentos y filtrándolos después para separar los pequeños organismos que les sirven de alimento. Y aunque no es la primera vez que se encuentran objetos en el estómago de una ballena, nunca hasta ahora se había observado una cantidad tan grande de ellos.

Para colmo, la ballena presentaba también una serie de cortes en la cabeza, posiblemente producidos por las hélices de alguna embarcación, pero tampoco estas heridas, que no son demasiado recientes, parecen ser las responsables de su muerte. La causa final se conocerá dentro de algunas semanas, cuando terminen los análisis patológicos y microbiológicos de sus restos.

Las fotografías que acompañan estas líneas, publicadas en la página web de Cascadia Research, son lo suficientemente elocuentes y descriptivas. Miles de cetáceos, en todo el mundo, están sufriendo situaciones parecidas sin que nadie parezca capaz de poner fin a la degradación que sufren nuestros mares y océanos.

Fuente: ABC.es

Un basurero en el estómago de una ballena

Lunes, 26 de Abril de 2010 16:22
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JOSÉ MANUEL NIEVES (ABC.es)

Veinte bolsas de plástico, toallas, calzoncillos, guantes, piezas de plástico y hasta una pelota de golf aparecen en el interior de un gran cetáceo varado en Washington.

El pasado 14 de abril, una ballena gris quedó varada en el distrito de West Seattle, en Washington. No es la primera vez que esto sucede. De hecho, se trata de la quinta ballena que muere de esta forma en Washington en lo que va de año. Pero en esta ocasión un equipo de biólogos la remolcó fuera de la playa y se la llevó para estudiarla más despacio.

 Y lo que encontró dentro de su estómago les ha llenado de asombro y consternación: veinte bolsas de plástico, toallas, guantes, cinta aislante, piezas y tapas de plástico y hasta una pelota de golf. Desechos humanos que, si bien no está claro hasta qué punto contribuyeron a su muerte, desde luego no debieron de resultar agradables para el cetáceo.

La ballena, un macho joven de casi doce metros, no mostraba síntomas de desnutrición, o por lo menos estaba en mejores condiciones nutricionales que otras ballenas grises varadas en la misma zona durante las últimas semanas. Por eso los biólogos han descartado que el animal muriera de inanición.

En su estómago, la ballena tenía una buena cantidad de contenidos sin digerir, en su mayor parte algas, pero también un sorprendente número de desperdicios humanos de todas clases. Más de veinte bolsas de plástico, toallas pequeñas, guantes quirúrgicos, calzoncillos, piezas de plástico, cinta aislante y hasta una pelota de golf. La lista completa de objetos puede descargarse en este enlace. En total, 48 objetos diferentes, la mayor parte de ellos de plástico y con un peso total de 1.443 gramos.

Aguas muy contaminadasA pesar de su cantidad, la basura humana sólo represantaba entre el 1 y el 2 por ciento de todo el contenido del estómago del desdichado animal y los biólogos (del Departamento de Pesca y Vida Salvaje de Washington y de la organización Cascadia Research) no se atreven a afirmar que sea esa la causa de su muerte. Lo que sí ha quedado claro es que la ballena intentó alimentarse en aguas muy contaminadas y que quedó expuesta a la gran cantidad de desperdicios que cubren sus fondos.

Las ballenas grises suelen comer en los fondos de aguas poco profundas aspirando los sedimentos y filtrándolos después para separar los pequeños organismos que les sirven de alimento. Y aunque no es la primera vez que se encuentran objetos en el estómago de una ballena, nunca hasta ahora se había observado una cantidad tan grande de ellos.

Para colmo, la ballena presentaba también una serie de cortes en la cabeza, posiblemente producidos por las hélices de alguna embarcación, pero tampoco estas heridas, que no son demasiado recientes, parecen ser las responsables de su muerte. La causa final se conocerá dentro de algunas semanas, cuando terminen los análisis patológicos y microbiológicos de sus restos.

Las fotografías que acompañan estas líneas, publicadas en la página web de Cascadia Research, son lo suficientemente elocuentes y descriptivas. Miles de cetáceos, en todo el mundo, están sufriendo situaciones parecidas sin que nadie parezca capaz de poner fin a la degradación que sufren nuestros mares y océanos.

Fuente: ABC.es