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Agua y salud: una visión mundial

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La próxima vez que caigas enfermo y alguien sugiera que la causa está en el agua, quizás deberías hacerle caso. De acuerdo con el Banco Mundial, un 88 por ciento de las enfermedades son causadas por agua potable en mal estado, saneamiento inadecuado y una pobre higiene.
Los números asustan. Anualmente, los problemas relacionados con el agua son responsables de:
• 4 billones de casos de diarrea, que causan la muerte de más de 6 millones de niños
• 300 millones de enfermos de malaria
• 200 millones de Esquistosomiasis
• 6 millones de personas ciegas a causa del tracoma
• y 500 millones de personas en riesgo de contraerlo, según el Banco Mundial

La ONU también sugiere que el agua en mal estado es la causa de 1.5 millones de casos de hepatitis A y 133 millones de casos de gusanos intestinales.
En algún momento de sus vidas, el 50 por ciento de los habitantes del tercer mundo tendrán que ir al hospital a causa de alguna de estas enfermedades. La mayoría serán niños, siendo las enfermedades relacionadas con el agua la segunda mayor causa de muerte de niños a lo largo del mundo (después de las enfermedades respiratorias, como la Tuberculosis), de acuerdo con Water Aid (solo la diarrea ha matado más niños en 10 años que las guerras desde la II Guerra Mundial, según UNICEF).


Los humanos se ha convertido en grandes portadores de enfermedades gracias al deficiente saneamiento y al agua no potable. Si tomamos 1 gramo de excremento humano en la actualidad, según UNICEF, podremos encontrar unos 10 millones de virus, 1 millón de bacterias, 100 quistes y 100 huevos de parásitos.
Actualmente, 1,1 billones de personas no tienen acceso al agua dulce y 2,6 billones no tienen un saneamiento adecuado. El Banco Mundial afirma que la cifra de gente con acceso ha mejorado en la última década, pero la mala noticia es que cada vez somos más, y ese problema no desaparecerá.
La situación en los países en desarrollo será particularmente difícil en el futuro. El 4º Informe Global sobre Medio Ambiente de la ONU (GEO-4) avisa de que en 2024 la demanda mundial de agua se habrá incrementado en un 50% (mientras la necesidad de agua en los países desarrollados se incrementará solo en un 18%).


El incremento de la demanda llega al mismo tiempo que las reservas de agua dulce caen en muchos lugares. Por ejemplo, en Asia Oriental, según informa The Independent, las reservas de agua dulce han descendido desde los 1.700 metros cúbicos por persona y año en la década del los 80 a los 907 de la actualidad (y se calcula que seguirán bajando hasta los 420 metros cúbicos hacia el año 2050)
Pero acceder al agua potable no es solo un problema de pobreza. Afecta a todo el mundo. Y una de las razones tiene que ver con el modo en que la industria desecha sus residuos.


De acuerdo con la UNESCO, más de 500 millones de toneladas de metales pesados, disolventes y lodos tóxicos se vierten al agua cada año. En el mundo desarrollado, según la UNESCO, al menos el 70% de los residuos industriales son lanzados sin tratamiento alguno a los ríos y lagos. China es un perfecto ejemplo. De acuerdo con Greenpeace, alrededor del 70% de los ríos y lagos chinos están contaminados por residuos industriales, dejando a 300 millones de personas “obligadas a depender del abastecimiento de aguas contaminadas”.
Un sector que ha tenido muchos dedos apuntando es, sin duda, el de la agricultura. Actualmente, el porcentaje de agua potable de la Tierra representa alrededor del 1% del agua total del planeta. La gran mayoría del agua - al menos un 70% - se usa para propósitos agrícolas. Y la “principal fuente de contaminantes del agua en muchos países” es la contaminación difusa de nutrientes y pesticidas que produce la agricultura, según el GEO-4.
De acuerdo con la Red Earth Day, 14 millones de personas en Estados Unidos beben regularmente agua contaminada con herbicidas cancerígenos. Y los niveles de arsénico en el agua potable a lo largo del globo están poniendo a más de 140 millones de personas en 70 países en riesgo de enfermedades pulmonares y cáncer.


El arsénico se usa en la agricultura y es también un subproducto de la minería del carbón y las fundiciones de cobre. Se ha extendido hasta el punto de que “las industrias estadounidenses liberan miles de libras de arsénico al medio ambiente cada año”, según el Natural Resources Defense Council.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la principal fuente de contaminación procedente de la agricultura en nuestra agua son los nitratos y pesticidas, mientras que los biosólidos, o lodos de las aguas residuales pueden ser una fuente de los denominados “excesos de nutrientes” como el fósforo. Cantidades excesivas de de fósforo y nitrógeno representan malas noticias para los abastecimientos de agua, principalmente si causan la denominada eutrofización.
La U.S. Geological Survey define la eutrofización como un proceso donde el exceso de nutrientes “estimula el excesivo crecimiento de las plantes, a menudo denominado bloom de algas y reduce el oxígeno disuelto en el agua”.
De acuerdo con GEO-4, alrededor del 40% de los estuarios en los Estados Unidos sufren de “eutrofización severa”, algo tan nefasto que podría conducir a “zonas muertas” (donde el agua ha sido efectivamente privada de oxígeno).
Las “zonas muertas” están en alza. Greenpeace dice que el número de zonas muertas a nivel mundial se ha doblado desde 1990 para cubrir en la actualidad unos 70.000 kilómetros cuadrados de la superficie de la Tierra (el tamaño de Irlanda).
Pero no son tan solo los ríos y lagos los que se están contaminando. Las reservas de aguas subterráneas están siguiendo el mismo camino, de acuerdo con el World Watch Institute.


El agua subterránea representa el 97% de toda el agua dulce disponible (las aguas superficiales como ríos y lagos suponen tan solo un 0,3%). Casi un tercio de la población depende exclusivamente de las reservas de agua subterránea en cuanto al agua potable. En los Estados Unidos, el 50% de la población (incluyendo el 99% de la población rural) depende del agua subterránea.
Con el paso del tiempo, el sector agrícola requerirá cada vez más de estos recursos a medida que la demanda de alimentos aumenta y la disponibilidad de aguas superficiales no contaminadas y no embalsadas disminuye.


Desafortunadamente, la contaminación en las aguas subterráneas es cada vez más común. Actualmente, el 50% de las muestras de aguas subterráneas analizadas por el U.S. Geological Survey contienen pesticidas. La contaminación por arsénico de las aguas subterráneas ha sido observada también en Argentina, Bangladesh, Chile, China, India, México y Thailandia, según la Red Earth Day.
De acuerdo con el World Watch Institute, los compuestos químicos han contaminado las reservas de aguas subterráneas en cada uno de los continentes.


Hay un problema aún más grave en la contaminación de las aguas subterráneas: tardan mucho más tiempo en limpiarse ya que el agua se recicla lentamente bajo tierra. De acuerdo con el World Watch Institute, comparando la media de 16 días que tarda el agua en renovarse en los ríos, en los acuíferos subterráneos el período se acerca a los 1.400 años. Lo cual significa que la contaminación de las aguas subterráneas es, en lo que nos concierne, permanente.


El World Watch Institute dice que el 60% de los más peligrosos residuos líquidos en los Estados Unidos - 34 billones de litros por año de disolventes, metales pesados y materiales radiactivos- son sencillamente bombeados bajo tierra en las aguas subterráneas usando los denominados “pozos de inyección”.


A pesar de que las guías de la EPA aseguran que los residuos tóxicos se depositan por debajo de las fuentes de agua potable, el World Watch Institute avisa de que las reservas de agua en Florida, Texas, Ohio y Oklahoma ya han sido infectadas.
Uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, establecido en el año 2000 fue “reducir a la mitad la proporción de gente sin un acceso sostenible al agua potable segura y al saneamiento básico” en 2015. De acuerdo con el Banco Mundial, “poco más de 1 de cada 5 países están en disposición de alcanzar este objetivo”.


La razón parece tener que ver únicamente con el dinero (con la falta del mismo). De acuerdo con Make Poverty History, en 2005 solo 7 billones de dólares - menos de la tercera parte de la cantidad necesaria - fue comprometida por los países para los Objetivos del Milenio relativos al agua y el saneamiento. Y según con Water Aid, los niveles de ayuda en general para agua y saneamiento son más bajos en la actualidad que los de 1997.
A comienzos de este año, el consejero de la ONU Jeffrey Sachs apuntó a los países más ricos del mundo, especialmente el G-8, como los causantes de no alcanzar los cantidades de financiación previstas para los Objetivos del Milenio: “a pesar de sus palabras sobre el incremento de la ayuda a los países pobres… están renegando de su parte del trato”.


De acuerdo con Sachs, la cantidad de ayuda global ha caído un 2% entre 2005 y 2006, una vez que la cancelación de la deuda ha sido tenida en consideración. Sachs denominó la cantidad de dinero que se necesita actualmente como “minúscula”.
“No estamos hablando de objetivos financieros inalcanzables”, dijo. “El G-8, representando casi a 1 billón de personas, ha prometidos incrementar la ayuda a África de 25 millones de dólares en 2004 a 50 billones de dólares en 2010. Para hacernos una idea, los bonus de Navidad pagados este año en Wall Street suman 24 millones de dólares”.
* Este artículo es una traducción libre del original de Rachel Oliver, publicado en CNN.com.
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