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Grandes reservas de agua

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IVÁN RESTREPO

El subdirector técnico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Felipe Arreguín, informó que durante lo que resta del sexenio el gobierno federal decretará 19 grandes reservas de agua en 11 entidades. Es parte de la política para aprovechar debidamente un elemento fundamental para la vida y conservar la biodiversidad y el medio ambiente. Entre otras cosas, no podrán utilizarse para establecer nuevos asentamientos humanos o actividades industriales ( Reforma, 4 de agosto). Las reservas de agua incluyen importantes cuencas hidrográficas, como las del Grijalva-Usumacinta, Pánuco, Papaloapan, Candelaria, Conchos y Purificación. No se especificó si servirán para construir nuevas presas hidroeléctricas y sistemas de riego agrícola.

Aunque se desconocen otros pormenores de esta importante medida, sus repercusiones serán fundamentales para cuidar un recurso abundante, pero muy mal utilizado. Además de convertirse en elemento clave en las tareas también anunciadas de, al fin, normar los futuros asentamientos humanos y los polos industriales y de servicios. Hasta hoy su establecimiento y expansión han sido anárquicos, sin planeación mínima, con las consecuencias desfavorables que afectan la calidad de vida de la población y llevan a la sobrexplotación de las fuentes acuícolas. Buenos ejemplos de lo anterior es la explosión urbana de la cuenca de México y las demás zonas metropolitanas, todas con severos problemas de agua y otros servicios. Pero de igual forma en las ciudades ubicadas en el norte del país, desde Hermosillo, Tijuana y Mexicali hasta Ciudad Juárez, Chihuahua, Nuevo Laredo y Matamoros.

Según la información dada a conocer por el funcionario de la Conagua, 80 áreas naturales protegidas y 50 humedales del país ahora tendrán garantizada el agua que requieren para cumplir su cometido en beneficio de la biodiversidad y los servicios ambientales que brindan. Mas para tener éxito en las 19 grandes reservas que prometen dejar establecidas al final de la presente administración, no basta decretarlas. Es indispensable protegerlas contra los agentes que hoy les causan graves problemas. Mencionemos dos, fundamentales: la grave deforestación que sufren y que ocasionan la erosión de los suelos y el posterior azolve de los cauces de los ríos y las presas, y la contaminación proveniente de las actividades agropecuarias y los asentamientos humanos.

En el primer caso, buena parte de las inundaciones que padecen las áreas ribereñas de las cuencas se debe a que ya no tienen la capacidad de conducir el agua que cada año se agrega a sus caudales, especialmente en la temporada de lluvias y huracanes: la han ido perdiendo por la tierra que se desprende de las partes altas, carentes de árboles. Y en cuanto a la contaminación, numerosos estudios muestran que los ríos del país son el basurero de las ciudades, la industria y los servicios; que reciben los residuos de sustancias químicas aplicadas en los campos de cultivo. Sonora, Tamaulipas, Sinaloa son tres ejemplos de ello.

Mientras se conocen mayores detalles de cómo se logrará establecer y garantizar el funcionamiento de las 19 reservas de agua, cabe preguntar sobre el programa para resolver el deterioro de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, en estado crítico desde hace lustros por el mal manejo hidráulico en los estados de México, Guanajuato, Michoacán y Jalisco, y por la contaminación proveniente de la industria y las poblaciones. Hasta una comisión especial para devolverle su salud ambiental funcionó sin éxito la legislatura pasada en la Cámara de Diputados.

Uno de los tributarios de la cuenca, el río Santiago, sigue con la nada honrosa distinción de ser el más contaminado de Jalisco, con plomo, cromo, mercurio, arsénico y otras sustancias tóxicas. En él depositan sus desechos unas 250 industrias. También Guadalajara, con más de 800 litros de aguas negras por segundo.

En otra ocasión referiremos la falta de atención de las instancias oficiales a la cuenca más contaminada de México: la del Coatzacoalcos. Su pésimo estado se origina fundamentalmente en la industria petrolera y petroquímica existente en el sur de Veracruz.

Fuente: La Jornada