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Innovación desde Conacyt

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conacytEl 2013 comienza bien para la comunidad científica y tecnológica del país. El nuevo gobierno federal anunció una serie de acciones dirigidas a impulsar la ciencia, tecnología e innovación (CTI) y la intención de construir una política científica que trascienda el periodo sexenal. En entrevista con El Economista, el Mtro. Miguel Chávez Lomelí, director de Negocios de Innovación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), encargado de elaborar las políticas de ciencia y tecnología nacionales, nos habla sobre cómo Conacyt se sube al tren de la innovación.

A menudo, la gente se refiere al Conacyt como “la institución que da becas”. ¿Cómo llegan la innovación y los temas de competitividad al Conacyt?

 

Por años, el Conacyt se dedicó a construir una capacidad en materia de generación de conocimiento [infraestructura y recursos humanos altamente especializados]. Sin embargo, hemos llegado a la conclusión de que no basta con generar conocimiento para que éste tenga un impacto en el crecimiento económico y que no es posible mantener la visión de un modelo lineal en donde hasta que no terminas una cosa haces la otra. De ahí que se decidiera cambiar el paradigma y entrar, al mismo tiempo, a la generación de nuevo conocimiento científico y a su aplicación para aumentar la competitividad cuando esto es posible.

El cambio de política está sustentado en lo que está pasando en el mundo, de la maduración de nuestras capacidades, pero también de la certeza de que desde el ámbito de la ciencia es posible impulsar la competitividad .

En el 2009, aparece el primer presupuesto para innovación en el Programa de Estímulos a la Innovación, y se modifica la Ley de Ciencia y Tecnología (LCyT) en dos o tres partes, la más relevante es que se crea una sección en donde se inserta el tema de innovación como un instrumento de política.

La creación del Comité Intersectorial de Innovación, como la instancia colegiada rectora en materia de innovación, tiene una peculiaridad jurídica que me parece que es única: la LCyT tiene dos administradores, la Secretaría de Economía como presidente y el Conacyt como vicepresidente.

Luego, llega el Programa Nacional de Innovación, un instrumento programático y de planeación, que le de sentido y orientación a la LCyT.

Finalmente, necesitamos dinero. Entonces se establece una nueva familia de fondos Conacyt, que no existían, los Fondos Sectoriales de Innovación. En este momento sólo existe un fondo sectorial de innovación: el FINNOVA. También tenemos un programa presupuestal, el Programa de Estímulos a la Innovación. La diferencia es que en el programa tienes que ejercer el recurso en el año fiscal, como cualquier otra parte del presupuesto de egresos de la federación, mientras que los Fondos son fideicomisos y pueden brincar ejercicios fiscales.

Tenemos experiencia, tenemos contexto, tenemos instrumentos que se van desarrollando, tenemos una voluntad clara de ponerle dinero y tenemos una formalización de un marco conceptual, jurídico y programático para poder promover la innovación.

Con el cambio de administración federal se ha destacado el papel del Conacyt “como un instrumento esencial para acelerar la transformación del país”.

El Presupuesto de Egresos de la Federación contempla para 2013 un aumento para Conacyt del 13% [28,312 millones de pesos del total asignado a CTI por 70,395 millones de pesos]. Pero, específicamente a los recursos del Programa de Estímulos a la Innovación el presupuesto de creció un 50% [de 2,000millones de pesos el año pasado a 3,000 millones de pesos para este año], además del aumento de recursos al FINNOVA y a otros instrumentos.

Este incremento, ¿cómo lo gestionan ustedes?

Los enumero en términos de los recursos que reciben; el más importante es el Programa de Estímulos a la Innovación (PEI); le sigue el FINNOVA (Fondo Sectorial de Innovación) que tiene una asignación dentro del Conacyt de 50 millones y una asignación de la Secretaría de Economía para llegar a una bolsa de 200 millones de pesos nuevos más lo que ya tenía acumulado el fideicomiso.

¿Cuáles son los rubros prioritarios para la innovación?

En términos del diseño de política pública tanto el PEI como el FINNOVA son instrumentos transversales, es decir, pueden apoyar cualquier elemento del ecosistema y no tienen una orientación sectorial.

El PEI tiene dos propósitos; primero, que haya innovación, y para ello hay que permitir que haya innovación en donde estén las ideas y donde hayan las oportunidades de negocio. Segundo, que se propicie la vinculación Academia-Empresa. Para nosotros es muy importante que los proyectos se asocien con las Universidades y esto diferencia al PEI de otros programas. En sus cuatro años de existencia, se han financiado proyectos en 33 sectores o subsectores industriales.

Ahora bien, hay otros instrumentos (como los premios) que reconocen sectores prioritarios. Hay cerca de 41 áreas prioritarias, si no me equivoco, que es una fotografía de las capacidades del país. Tienes tecnologías de la información, automotriz, agroindustria, alimentos, farmacia, biotecnología y salud que es donde está lo más importante del PIB, sobre todo del PIB manufacturero y donde claramente la innovación tiene un papel mucho más evidente.

Se habla mucho de la necesidad de socializar la innovación, de dar a conocer los logros de la innovación y de hacer políticas públicas que acerquen más a la sociedad a la importancia de la innovación.

Habría que tener dos perspectivas, la primera es estrictamente operativa. Que los programas funcionen, que tengas las mejores propuestas, que todas las empresas tengan la oportunidad de participar si así lo desean hacer, segundo, que esto sea el elemento de formación de una cultura o de una sociedad nueva.

No hay que olvidar que si bien la innovación y muchos de los procesos económicos son fenómenos globales, la innovación en sentido estricto es un proceso local, tu dependes del ecosistema social y económico para que funcione o no funcione, y eso sucede en el país.

En el caso del PEI los proyectos tienen un mayor subsidio cuando vienen vinculados. El 80% de los proyectos que se vinculan con empresas son las instituciones de la localidad.

Uno de los problemas que se ha señalado para el caso de la innovación es el efecto de la seguridad en el índice de competitividad.

El Dr. Cabrero, director del Conacyt publicó recientemente un estudio sobre cómo disminuye el índice de competitividad con la inseguridad. Estos factores externos también pueden impactar en los programas de innovación.

Por ejemplo, uno de los factores que, a nivel general, propician el desarrollo económico es la inversión extranjera o la colocación de la inversión para los nuevos negocios: dónde voy a poner mi negocio.

Hay ciudades que por la percepción pública, no es solamente la capacidad intelectual y la seguridad, son una serie de intangibles que influyen en la decisión de inversión; es el concepto de sustentabilidad urbana.

Con respecto a la rendición de cuentas, una buena parte de la investigación y desarrollo se financian con fondos públicos. ¿Cómo se evalúa que se cumplen los objetivos?

En CTI no puedes garantizar un producto final. Los más ortodoxos del tema de la ciencia lo que te dicen es que lo que tú puedes garantizar, y debes garantizar y evaluar es el método. Si los resultados son útiles o no, ese es otro problema.

Por ejemplo, un software que sirve para telemedicina pero resulta que no se vende. ¿Es problema de Conacyt, de la empresa, o simplemente no fue negocio? Esa incertidumbre, ese riesgo que tu asumes es el que tiene que correr el que invierte y es donde el Estado interviene.

Mi propuesta es que en estos casos tenemos que ver los programas a nivel programático, saber a qué se comprometió. Puede tratarse de un problema de conocimiento, saber algo, no llegar al mercado y poner un negocio.

La cuenta mundial es que de cada 3,000 ideas una se convierte en negocio y de cada 100 proyectos formales tienes un 10-20% de ideas de innovación que se convierten en competitividad.

Para muchos en México, existe la impresión de que para poder innovar se necesita ser un científico excepcional con muchos estudios. Pero en otros países, cualquier persona está en posición de inventar e innovar.

Se requieren recursos y adecuar el marco normativo. Por un lado se requiere dinero para que el inventor, ese que no es empresa, se convierta en empresa. Para ello, se crea el Instituto del Emprendedor.

Del otro lado, está el marco normativo. Por Ley, en Conacyt sólo podrán ser sujetos de apoyos las empresas o entidades que estén inscritos en el registro nacional de instituciones (Reniecyt), es decir, tiene que haber un acto formal, aunque puede ser persona física, para que pueda ser sujeto de apoyo

Ahora bien, las tasas de éxito en el segmento de la invención son todavía menores que las de innovación. Hay que entender que hay genios en todos lados, y mexicanos talentosos hay, lo que falta es un ecosistema. Cómo vamos generando y construyendo un sistema en donde ese talento tenga posibilidades de convertirse en realidad es una tarea que no le toca solo al gobierno, también corresponde a los propios inversionistas.

Con información de Elizabeth Ruiz Jaimes

http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2013/02/11/innovacion-conacyt