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Crear un Consorcio Iberoamericano de Ciencia potenciaría desarrollo de la región: Mier y Terán

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La creación de un Consorcio Iberoamericano de Ciencia y Tecnología sería la plataforma para potenciar el desarrollo de la región, el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, mayor apoyo a investigadores e impulsar proyectos científicos comunes, asegura el doctor Luis Mier y Terán Casanueva.

El director adjunto de Planeación y Cooperación Internacional de Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) habla de este sueño y asegura que ya son tres los pasos que se han dado para lograr, en el futuro, esta institución conformada por las naciones iberoamericanas.

Por un lado, ya tenemos en marcha el programa de Ciencia y Tecnología (Cited) donde participan España y los países de Latinoamérica con proyectos de investigación conjuntos. El segundo paso, fue la creación el Banco Iberoamericano de Evaluadores (BIE), cuyo fin es el apoyo mutuo para analizar posibles proyectos de investigación; tercero, es la Estrategia de Innovación en América Latina y el Caribe para buscar políticas públicas que desarrollen esta área. En estos dos últimos organismos, México es el país que los lidera, agrega.

SIN LÍMITES. En su oficina del Conacyt, ubicada al sur de la ciudad, cuenta con una vista privilegiada. Con esta misma visión asegura que la concreción del consorcio no es fácil, se necesitan muchos pasos, esfuerzos, pero los beneficios serían grandes. “No habría límites, sólo el que nos pongamos con la imaginación”.

De esta manera, el funcionario hace prospectiva sobre el organismo y señala que una Iberoamérica unida a través de la ciencia y tecnología, tendría una respuesta firme ante alguna necesidad que pueda ocurrir en alguno de sus países. “Si viene una epidemia, se podría atacar de manera conjunta, no sólo desde la salud pública, sino desde la investigación científica”.

Y en el campo de la investigación compartida, asegura, se podrían potenciar los grandes proyectos en biotecnología con el aprovechamiento de las mejores mentes en el tema. Sería lo mismo en materias como energía, física, química o cualquier otra área.

Así, señala, podríamos en el futuro crear vacunas que podamos compartir, desarrollos de energía renovable, crear un inventario de recursos naturales de toda Iberoamérica. “Los beneficios serían en todas las áreas y, desde luego, en el plano económico”.

PASOS. Mier y Terán señala que el programa Cited tuvo una reunión en noviembre pasado y en la cual se analizaron las posibilidades de nuevos proyectos. “En este programa, México participa de manera relevante”.

Una de las aportaciones del Cited, añade Mier y Terán, es la plataforma que proporciona para el enlace de los investigadores de la región. “Ya está funcionando, pero aún es muy incipiente y las relaciones son escasas, por lo que debemos hacerlas más intensas”.

Por ejemplo, México, a través del Cinvestav, lidera la investigación para el desciframiento del genoma del frijol con científicos de Brasil, España y Argentina.

El otro proyecto que ya está en marcha, añade, es el Banco Iberoamericano de Evaluadores, con España, Argentina, Uruguay, Colombia y México, países que firmaron el convenio y a futuro se espera el ingreso de Chile, Portugal y Brasil.

Esta institución ayudará a los países, cuando no tengan expertos en alguna materia, a evaluar los proyectos de sus investigadores y aprobarlos para que reciban recursos de sus gobiernos.

Muchas veces, dice Mier y Terán, se presentan proyectos científicos en algún país, pero no tiene los expertos para analizarlos o son los mismos solicitantes los únicos especialistas en esa nación sobre el tema.

Por ello, el BIE está conformando una base internacional de expertos de sus países fundadores y cuando alguna nación no los tenga en cierta área, se convocarán para realizar la evaluación.

“Con esto, lo que vamos a tener es un mejor análisis de los proyectos y se reducirá la pérdida de desarrollos por la falta de un estudio y verificación adecuados. ¿Cuántos proyectos de gran calidad no se han quedado en el escritorio por esta deficiencia?, Tal vez muchos, pero con esta herramienta eso se reducirá, agrega.

Pero esto también va a detonar otras cosas, porque no sólo será el aspecto técnico de los evaluadores, además se van a estrechar las relaciones entre países, sus científicos y se concretarán planes de colaboración.

El otro paso, que también es liderado por México, dice Mier y Terán, es la Estrategia de Innovación en América Latina y el Caribe, porque en la actualidad hay diferentes programas y estos derivan en distintas políticas para el desarrollo científico de los países en la región.

Por esto, adelanta, en marzo próximo se va a llevar a cabo en nuestro país una reunión con los ministros de Ciencia, Tecnología e Innovación de cada uno de los países latinoamericanos con el propósito de discutir las estrategias de cada una de las naciones en este tema y poder diseñar políticas que incidan en el desarrollo de la región.

FUTURO. Aún cuando ya tenemos relaciones en materia de ciencia en los países de Iberoamérica, necesitamos potenciarlas y crear nuevas, dice Mier y Terán.

Para esto se han dado estos tres pasos y en el futuro se pode detonar este Consorcio Iberoamericano de Ciencia.

No obstante, añade el funcionario, los intercambios comienzan a fluir y para el sistema de evaluación, Uruguay ya nos pidió una lista para apoyarlos en ciertos proyectos y, en cambio, México solicitó lo mismo a España.

Otro aspecto importante que se dio el año pasado, explícitamente en septiembre, fue el viaje que hicieron investigadores y científicos mexicanos a Europa para reunirse con sus pares de varios países del viejo continente. “Crearon una serie de redes en las cuales la información va a fluir para ambos lados”, añade.

BENEFICIOS. Mier y Terán dice que los recursos naturales y humanos de Iberoamérica son muy grandes, pero no hay una plataforma para aprovecharlos.

Entonces, el primer beneficio que tendría el desarrollo del consorcio, sería la unión de los países a través de la ciencia. “Juntos somos más fuertes para desarrollar o enfrentar retos”.

Por ejemplo, en el caso de BIE los beneficios serían por varios lados: se apoyarían a los proyectos que merecen, crearía una red de intercambio de información entre los investigadores implicados, y potenciaría varias áreas del conocimiento.

Pero también el desarrollo del consorcio potenciaría la política de los estados en torno a la ciencia. En ocasiones se habla mucho de una política de estado para el sector, pero sin saber a qué nos referimos.

Lo que se tiene que entender, es que tener una buena política para la ciencia, se sustenta en dos cosas: una, saber poner todas las piezas del rompecabezas para que funciones y, dos, tener una ley que atienda adecuadamente las necesidades, con un sistema ideal de evaluación de proyectos y eficientes canales de información.

Fuente: La Crónica