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Luis Alfonso Polanco Terríquez (Ecos del a Costa)
Uno de los problemas de la política, actualmente, es el desprestigio de los políticos. Muchos de ellos (conozco a algunos que no), hacen todo lo posible, y hasta lo imposible, por hacer el ridículo. Hablan, dicen y señalan cosas de otros, que ellos, jamás han hecho. Recuerdo el caso particular de uno, que se dice político (que si como hace la política hubiera jugado futbol, nunca hubiera pasado de ser llanero), que hablaba de humildad, pedía a gritos humildad, exigía a otros que fueran humildes, y que se ponía de ejemplo aplaudido por sus corifeos, ignorando que generalmente se presume de lo que se carece. Era la pura risa pues.


Así veo el caso de Locho Moran, el parlanchín diputado federal panista, que exige transparencia y rendición de cuentas a otro político, como si él hubiera sido ejemplo cuando administró el Ayuntamiento de Colima. Yo estoy de acuerdo, por mi convicción Juarista, y como ya lo expresé en otra columna, que los políticos, todos, están obligados a actuar con transparencia y verticalidad en el ejercicio de la función pública y que los ciudadanos tenemos el derecho de recibir cuentas claras de la aplicación de los recursos del estado. En lo que no estoy de acuerdo, y es lo que señalo, que sin tener calidad moral, alguien, quien sea también, pida lo que no ha dado. Y ése es el caso del personaje central de esta columna.


El exalcalde usa los medios de comunicación para tratar de construirse una imagen que no tiene. Se parece a otro legislador local, que como los cazadores que por primera vez van a la tirada, anda apuntando la escopeta y aventando bala hacia cualquier lugar que se mueva, sin tomar en cuenta que ahí se puede encontrar al cazador que lo invitó a la fiesta. Quieren actuar como modernos Robin Hood, aparentándose defensores de los derechos ciudadanos. Creo que para ser congruentes entre su actual decir y su siempre hacer, hubieran hecho públicos, la cantidad de recursos que aplicaron en sus campañas electorales así como sus fuentes de financiamiento.


Pero en fin, más allá de los medios de comunicación que buscan seguir lucrando con el amarillismo político, con la idea de mantenerse en las preferencias de los lectores que ya no les creen ni el bendito, esos actores políticos pasan de largo que los ciudadanos tienen la capacidad de emitir juicios críticos y en consecuencia, de darse cuenta de que estos mercaderes de la política sólo lanzan anzuelos, a ver quién pica. Pero seguro verán que el 2012 los agarrará con la hielera vacía y más, después de escuchar los comentarios en los corrillos políticos, en el sentido de que ambos, el federal y el local, son simples títeres de un mismo titiritero, que desde hace ya tiempo, va jalando la carreta en el mismo sentido. Allá ellos y sus pobres actuaciones.

*Especialista en Letras y Comunicación.

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