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Día Internacional para la Reducción de Riesgo de Desastres 2022

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El significado de “desastre” ha cambiado en los últimos años para gran parte de la población en todo el mundo. No solo por la crisis sanitaria que ha supuesto la pandemia de COVID-19 que puso en vilo a la humanidad entera, sino porque mientras se desarrollaba la emergencia, igualmente hubo que enfrentar y gestionar otros riegos como inundaciones, sequías o huracanes.

Por ejemplo, en 2021 sucedieron 432 eventos mundiales de desastre relacionados con amenazas naturales ocasionando una cifra aún no determinada de pérdidas humanas. El 44% de estos desastres estuvieron relacionados con inundaciones y, en conjunto, los desastres naturales produjeron 252 mil millones de dólares en pérdidas económicas.¹

De acuerdo con la evaluación de los impactos, vulnerabilidades y capacidades de adaptación al cambio climático publicada dentro del 6º informe de evaluación del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambo Climático, por sus siglas en inglés), desde 1950 las precipitaciones intensas se han incrementado en varias regiones del planeta, afectando a 700 millones de personas. ²

La variabilidad de las precipitaciones se volverá más irregular por cada grado adicional de calentamiento global y con ello aumentarán los riesgos hídricos. Por ejemplo, para un escenario de +2º C se estima que más de 3,000 millones de habitantes se encuentren bajo escasez hídrica severa, mientras que para un escenario de +4º C la cifra podría aumentar a 4,000 millones de personas.

En el transcurso del siglo XXI los extremos climáticos incrementarán de manera sustancial el deterioro en la salud y el número de muertes prematuras, causando una caída en la esperanza de vida a escala global.

Los resultados y conclusiones de la evaluación del IPCC son contundentes acerca de la severidad de los cambios que se aproximan en los siguientes años. Es por eso que es necesario formular estrategias y respuestas a escalas sin precedentes.

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha designado el 13 de octubre como el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, con el objetivo de minimizar los riesgos derivados de los desastres naturales y generar una cultura de prevención y preparación ante fenómenos naturales en todo el mundo.

En 2022 el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres se centrará en los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples como recursos tecnológicos para prevenir el riesgo de desastres, salvar la vida e integridad de las personas y sus medios de vida. Al decir de Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, “en menos de cinco años, los sistemas de alerta temprana deberán proteger a todos los habitantes de la Tierra frente al cambio climático y frente a un tiempo cada vez más extremo”.

Se trata de cubrir las carencias en materia de observaciones, ampliar la capacidad de todos los países para emitir alertas antes de que se produzcan los desastres y, al mismo tiempo, mejorar su capacidad para actuar en función de las alertas emitidas y brindar respuestas centradas en las personas, inclusivas y accesibles.

Los sistemas de alerta temprana centrados en las personas y la preparación ante un riesgo inminente pueden permitir una acción temprana para minimizar el daño a la población, sus bienes y medios de vida. Los sistemas de alerta temprana efectivos están centrados en las personas, son multi-amenazas y acompañan a las personas a sobrellevar los efectos del desastre de principio a fin.

Cuando la vida cotidiana se altera

Muchas personas en todo el mundo se ven afectadas cada año por desastres relacionados con el agua. Los peligros relacionados con el agua o hidro-riesgos son el resultado de interacciones complejas en los procesos atmosférico-terrestres-oceánicos. Están aumentando en frecuencia e intensidad debido al cambio climático y al aumento de los asentamientos humanos en zonas propensas a desastres.

Para abordar estos riesgos, se desarrollan plataformas de vigilancia y monitoreo de inundaciones y sequías como parte de los sistemas de alerta temprana. Los sistemas de alerta temprana son medidas de adaptación al cambio climático que emplean sistemas de comunicación integrados con el fin de ayudar a las comunidades a prepararse para los peligros relacionados con el clima.

Un sistema de alerta temprana diseñado correctamente ayuda a salvar vidas, puestos de trabajo, tierras e infraestructuras y contribuye a la sostenibilidad a largo plazo. Los sistemas de alerta temprana ayudan a los funcionarios y administradores a planificar, ahorrar dinero a largo plazo y proteger las economías.
Estos sistemas ayudan a garantizar una respuesta rápida y una capacidad de preparación ante los desastres naturales, con base en el conocimiento, la supervisión y la anticipación de los riesgos, la diseminación de la información y la respuesta ante alertas.

Conforme el cambio se instala en el clima global, los profesionales del agua deben modernizar sus estrategias para la planificación de infraestructura con el empleo, por ejemplo, de observaciones del ciclo hidrológico en tiempo real con una alta resolución espacial.

La tecnología actual permite el levantamiento de información en tiempo real, el uso de sensores inteligentes y, junto con la inteligencia artificial, abren la puerta a un uso abierto, honesto y legítimo de recursos. Su implementación abre la oportunidad para armonizar las demandas sociales, urbanas y rurales, industriales, agrícolas y ecológicas dentro de una cuenca.

El IMTA, a través de la Coordinación de Hidráulica, efectúa investigación, desarrolla y transfiere tecnología para caracterizar los fenómenos hidro-meteorológicos extremos, evaluar sus impactos y afectaciones, así como inferir sus cambios a futuro derivados del calentamiento global mediante el uso de herramientas para el diagnóstico y pronóstico.

En este sentido, destaca la participación del Instituto en el desarrollo de Tzolkin: Monitor Mesoamericano de Sequía Región Centroamérica, que produce mapas que identifican de manera objetiva la evolución espacio-temporal de la magnitud y severidad de la sequía a nivel nacional.

Asimismo, en materia de seguridad hídrica, el IMTA profundiza en temas como la vinculación agua y territorio, el estudio de asuntos transfronterizos, el vínculo agua-energía-alimentos, así como el empleo del agua en proyectos productivos y genera bases científicas para el conocimiento de los eventos extremos y el cambio climático.

El Instituto es miembro fundador del Centro Regional de Seguridad Hídrica (CERSHI) bajo los auspicios de la UNESCO, el cual tiene por misión constituirse como un centro de investigación de excelencia para promover la cooperación científica en la región de América Latina y el Caribe en materia de seguridad hídrica.

Entre las líneas de investigación del CERSHI se encuentra la gestión del riesgo por fenómenos hidrometeorológicos, alerta temprana y adaptación al cambio climático. El Centro busca incrementar el conocimiento científico y tecnológico sobre el cambio climático y sus efectos en los fenómenos hidrometeorológicos para construir sociedades resilientes.

Para ello, el CERSHI ofrece información oportuna y suficiente que permite diseñar medidas anticipatorias a las potenciales consecuencias de los fenómenos hidrometeorológicos extremos.

Referencias

¹ https://www.un.org/es/observances/disaster-reduction-day

² IPCC, 2022: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge University Pres. In Press.