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11 de julio: Día Mundial de la Población

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Ocho mil millones de habitantes, un solo planeta

El Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estableció en 1989 el Día Mundial de la Población, con el que se busca llamar la atención sobre la urgencia e importancia de las cuestiones relativas a la población, como la salud, la educación o el cuidado del medio ambiente. El Día Mundial de la Población 2022 coincide este año con lo que algunos consideran un hecho histórico: la población mundial alcanzará los 8 mil millones de habitantes.

Sin duda, es una ocasión para celebrar la diversidad de la especie humana -sin distinción de raza, credo, clase social o identidad sexual- y reconocer nuestra humanidad común. Reconocer también los avances en materia de salud que han aumentado la esperanza de vida a nivel mundial en más de 6 años en las dos últimas décadas, pasando de 66,8 a 73,4 años¹; han reducido drásticamente la mortalidad materna y la mortalidad infantil y que han llevado al desarrollo de vacunas en tiempo récord o las innovaciones tecnológicas que nos han facilitado la vida y conectado más que nunca, así como lo que se ha logrado en materia de igualdad de género.

Todo ello, sin embargo, no ha conseguido que el progreso sea universal. Por el contrario, persisten profundas desigualdades que tienden a agudizarse con el tiempo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 2,100 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a agua potable y disponible en el hogar y 4,500 millones carecen de un saneamiento seguro. Por esta razón mueren 829 mil personas cada año de enfermedades infecciosas transmitidas por agua de mala calidad, principalmente diarrea.²

Las desigualdades de género permanecen arraigadas: las mujeres todavía mueren durante el parto y las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto son la principal causa de muerte entre las niñas de 15 a 19 años; la brecha digital afecta más a las mujeres que a los hombres, así como a las personas que viven en países en desarrollo.

Durante la emergencia sanitaria ocasionada por la COVID-19, por ejemplo, la distribución y aplicación de las vacunas contra el virus ha tenido lugar prioritariamente entre la población de los países desarrollados, dejando atrás a los países más pobres. Asimismo, problemas y retos como el cambio climático, la violencia o la discriminación siguen vigentes o han empeorado y afectan sobre todo a la población más vulnerable del mundo.

Cada vez más personas se encuentran en una situación de movilidad, ya sea como resultado de los conflictos bélicos o por decisión propia, pero también por crisis económicas o inseguridad en sus países de origen y, más recientemente, a causa del cambio climático.

Puede ser que hoy por hoy existan más personas en el mundo, pero igualmente importante es la diversidad demográfica sin precedentes que se observa en la población mundial. Un número cada vez mayor de países enfrentan el envejecimiento de su población y aproximadamente dos terceras partes de la población mundial viven ahora en un país o una región por debajo del nivel de reemplazo, o de menos de 2.1 nacimientos por mujer³. Otros países, en cambio, tienen poblaciones jóvenes y en crecimiento.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, estas megatendencias tienen consecuencias de gran alcance. Afectan al desarrollo económico, al empleo, a la distribución de la renta, a la pobreza y a las protecciones sociales. Asimismo, repercuten en los esfuerzos por garantizar el acceso universal a la atención médica, la educación, la vivienda, los alimentos, la energía y, claro está, el agua y el saneamiento.

Para satisfacer de manera sostenible las necesidades de las personas, los encargados de la formulación de políticas deben saber cuántas personas viven en el planeta, dónde se encuentran, qué edad tienen y cuántas personas habrá en el futuro.

De acuerdo con las proyecciones del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, “a pesar de que el ritmo de crecimiento de la población mundial seguirá disminuyendo en las próximas décadas, probablemente la población mundial sea entre 20 y 30 por ciento mayor en 2050 de lo que era en 2020. Disponer de estimaciones rigurosas sobre la evolución de la población y pronósticos fiables de futuros cambios, como el tamaño de las poblaciones y su distribución por sexo y ubicación geográfica, es necesario para la elaboración e implementación de políticas y como guía para ayudar a los países a que sigan el camino hacia el desarrollo sostenible”.

En efecto, en un mundo de rápidos cambios demográficos disponer de información confiable acerca de las tendencias demográficas puede hacer que los gobiernos evalúen mejor las necesidades de una población cambiante y tracen un camino más certero hacia la resiliencia demográfica, entendida ésta como la capacidad para “comprender cómo están cambiando las poblaciones, anticipar y desarrollar respuestas que mitiguen los posibles efectos negativos de los cambios demográficos y aprovechar las oportunidades que traen tales cambios”.

Esa parece ser la hoja de ruta para afrontar los enormes retos de nuestro planeta y forjar un mundo donde la salud, la dignidad y la educación sean derechos y realidades, no privilegio de unos cuantos y promesas vacías. De hecho, en la actualidad la proporción de personas con acceso a educación y a vidas más saludables es más grande que en cualquier otro momento de la historia. Las sociedades que invierten en su gente, en sus derechos y su bienestar han demostrado una y otra vez que ese es el camino hacia la prosperidad y la paz.

Referencias:

¹Life tables (who.int)

²https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/drinking-water

³https://www.unfpa.org/es/press/declaracion-sobre-el-dia-mundial-de-la-poblacion

https://www.unfpa.org/es/events/dia-mundial-de-la-poblacion

https://eeca.unfpa.org/sites/default/files/resource-pdf/156_1_pager_decade_of_demres_r2.pdf }