Relatos de científicas: Mujeres en la ciencia del agua

  • Las niñas y las mujeres somos importantes en el contexto de la ciencia en México.
  • “Relatos de científicas: mujeres en la ciencia del agua” presenta a Carolina Escobar, Perla Alonso y Mayrén Alavez.

Primera emisión de “Desde la Nube”, un nuevo espacio en línea de divulgación de temas del agua

El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. En el marco de esta celebración realizamos el martes pasado la transmisión en vivo de la primera emisión de nuestro espacio de divulgación Desde la Nube con “Relatos de científicas: mujeres en la ciencia del agua”, una iniciativa de la Cátedra UNESCO – IMTA .

Mayrén Alavez, Doctora en Manejo y Gestión Integral de Cuencas y Recursos Hídricos, Perla Alonso, Doctora en Recursos Bióticos y Carolina Escobar, Doctora en investigación en ciencias sociales nos compartieron su experiencia, nos hablaron de su infancia, sus inspiraciones, cómo llegaron a sus intereses actuales y los desafíos que ha implicado ser mujeres y científicas. ¿Cómo van a soñar las niñas en ser científicas sin figuras femeninas que las inspiren? Conducidas por Mónica Gutiérrez y con preguntas de la estudiante de preparatoria Julieta Linares, nos fueron adentrando a un mundo donde la ciencia no se ve apartada de la vida cotidiana, sino que se ilumina con ésta.

Conocer las historias de estas mujeres nos pone en el contexto de una ciencia que no acontece en una mazmorra alejada del mundo, como nos dice Mónica, sino que está involucrada con su entorno.

Carolina, quien a pesar de iniciar como psicóloga clínica, su interés por lograr un cambio real la llevó a otros rumbos y se detonó cuando realizó prácticas en comunidades vulnerables, zonas afectadas por movimientos armados, en su natal Colombia; ahí se reorienta hacia una vía social trabajando con poblaciones de contextos vulnerables. Ella ha presenciado cómo la vinculación con las comunidades influye positivamente en los jóvenes. Para Carolina, los logros siempre son colectivos, por ejemplo, el proceso de desarme de su país y la reciente Ley Modelo de Gestión Comunitaria del Agua, donde se aborda la garantía del derecho humano al agua en todo México. Sus pasiones son la gestión comunitaria y los derechos humanos de poblaciones vulnerables en relación al acceso al agua.

En cambio, para Mayrén, desde pequeña, la naturaleza le fue siempre significativa, empezó trabajando con bosques, donde se acercó a los ecosistemas acuáticos, cuyas condiciones son sumamente preocupantes. Para ella los logros se cuentan por “la primera vez” que realizó un reto, por ejemplo, preparar una gran comida para una comunidad vulnerable con la que debía vincularse. Las historias le permiten motivar a científicos y comunidades a involucrarse en la responsabilidad no solo hacia otros seres humanos, sino hacia otras especies, buscando nuevos puentes, cuestionando los privilegios que tenemos, pues no solo es importante la sobrevivencia de nuestra especie si no la de todas aquellas que coexisten en este planeta.

En el caso de Perla, ella partió de preguntas filosóficas para pensar la biología, pero le fue fundamental haber crecido en un rancho rodeada de insectos, con un regalo muy especial de su padre, el gusto por la lectura; convertirse en científica fue un proceso, nos cuenta. Más tarde, ha sido apasionante para ella compartir con adultos y jóvenes, pero en particular con los niños, el descubrimiento de los macroinvertebrados en los ríos. “Es encontrar magia en lugares que no sabías que podías encontrarla”.

Nos comenta que existen organismos que se han adaptado a los cambios y variables del agua y lo más adecuado sería que en lugar de hacer presas, el ser humano se adaptara a las posibilidades del río para no alterar negativamente esos ecosistemas acuáticos que llevan miles de años sobreviviendo. Perla reconoce que tiene que relacionarse con la gente para conservar esos ecosistemas, su sobrevivencia es tan importante como el derecho de las personas al acceso al agua.

Las tres científicas coinciden en que la pandemia ha traído dificultades y retos para continuar su labor, por ejemplo, en el trabajo de campo y con comunidades rurales. Pero también les ha dado la oportunidad de mirar de otra manera el entorno inmediato y familiar. En particular, Perla impartió un curso de educación ambiental online, con chicos con capacidades sobresalientes. Observó las realidades distintas de los alumnos, y a pesar de las dificultades técnicas ellos se mostraban ávidos de conocimiento.

Sobre género, Mayrén nos recuerda que en estos tiempos nos corresponde abordar este tema para facilitar que las niñas accedan a la ciencia: lograr la equidad en el hogar, empezar en casa cambiando las proporciones de trabajo doméstico al que se dedican las mujeres, atender otros problemas asociados como el número de núcleos familiares liderados por mujeres solas. Las niñas ya tienen la curiosidad y el asombro, pero quizá necesitamos más visibilidad de figuras que las inspiren. Las niñas necesitan redes de seguridad y cuidado que las impulsen a tomar el camino de la ciencia, y las expertas que ya existen deben extenderles la mano.

Para Perla ser mujer en la ciencia es un reto, pero no es necesario renunciar a la capacidad biológica de procrear, pues ser madre no está peleado con invertir la creatividad en la ciencia. Las niñas tienen derecho a preguntar, tienes sus propias formas de expresar sus inquietudes y debe tener ese espacio de libertad.

La conversación concluyó con preguntas y comentarios expresados en las plataformas digitales y las especialistas invitaron a que las jóvenes se acerquen al sector de la investigación: “necesitamos más mujeres en la ciencia”. No es necesario ir al espacio exterior para hacer este tipo de labor, nos dijo Perla. Y Mayrén nos provocó diciéndoles a las niñas “sean curiosas, aseguren sus redes de apoyo, tengamos conciencia de nuestros privilegios”.

Este conversatorio nos acercó a la inspiración que las niñas pueden encontrar en las científicas contemporáneas, mujeres con rostro y compromiso que reconocen en su propio camino el apoyo de su entorno, el cambio social que les ha permitido acceder a la ciencia y también los retos que se presentan en la sociedad para que muchas más niñas y mujeres se conviertan en científicas.

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