Día Internacional contra el Cambio Climático: Actuar por nuestro futuro común

El 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático con el objetivo de alertar a la comunidad mundial acerca de los efectos nocivos y potencialmente catastróficos del cambio climático en el planeta. Aunque esta efeméride no ha sido proclamada oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), forma parte de las iniciativas para generar acciones y medidas de adaptación y mitigación al cambio climático.

Las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas en la generación de energía, la industria y el transporte, generan gases de efecto invernadero -entre ellos dióxido de carbono- que han elevado la temperatura del planeta al ritmo más rápido de los últimos 2,000 años.

La evidencia reciente sugiere que la Tierra, que ahora supera las 390 partes por millón de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, ya ha traspasado el límite planetario. Una pregunta que ahora buscan resolver los científicos es cuánto tiempo podemos permanecer sobre este límite antes de que se produzcan cambios irreversibles que seguramente lamentaremos.

De acuerdo con el Atlas sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los desastres climáticos en todo el mundo, incluyendo terremotos, incendios, heladas e inundaciones, se han multiplicado por cinco en los últimos 50 años, principalmente debido a los efectos del cambio climático y el calentamiento global.¹

En el periodo comprendido entre 1970 y 2019, más de dos millones de personas perdieron la vida y el costo fue de unos 3,64 billones de dólares en pérdidas totales. De acuerdo con la OMM más del 91% de esas muertes ocurrieron en países en desarrollo.

Los peligros meteorológicos, climáticos y de agua representaron el 50% de todos los desastres, el 45% de todas las muertes registradas y el 74% de todas las pérdidas económicas reportadas. Las amenazas que más provocaron pérdidas humanas durante el período fueron las sequías (650.000 muertes), tormentas (577.232 muertes), inundaciones (58.700 muertes) y temperaturas extremas (55.736 muertes).²

Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C -como se pretende con el Acuerdo de París sobre Cambio Climático adoptado por 196 países en 2015- es necesario reducir las emisiones de efecto invernadero alrededor de 45% para 2030 y alcanzar el cero neto hacia 2050. El “cero neto” significa recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta suprimirlas prácticamente en su totalidad, con algunas emisiones residuales reabsorbidas en la atmósfera, por el océano y los bosques.

Aun con los Planes Nacionales por el Clima de los países que han adoptado el acuerdo se tendría un aumento de casi el 11 % en las emisiones globales de gases de efecto invernadero para 2030, muy lejos de la meta de reducirlas en 45 por ciento.

Lograr el cero neto hace necesario que los gobiernos -en primer lugar, los de aquellos países que generan mayores emisiones, como E.E.U.U. y China- refuercen significativamente sus contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) y que emprendan acciones enérgicas e inmediatas para la reducción de sus emisiones actuales.

A menos que ocurra un descenso dramático, el calentamiento podría superar los 2,9°C al final de este siglo.³

La transición a un mundo con cero emisiones supone uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado la humanidad. Exige, ni más ni menos, que se produzca una completa transformación en el modo de producir, consumir y trasladarnos. El sector energético constituye la fuente de cerca de tres cuartos de las emisiones de gases de efecto invernadero en la actualidad y encierra la clave para evitar los peores efectos del cambio climático.

La sustitución de generadores de contaminación, como los combustibles fósiles, por fuentes de energía renovables, como la energía solar o eólica, reducirían drásticamente las emisiones de carbono.

Por el momento, el avance tecnológico, la mejora de los sistemas de alerta temprana y de gestión de riesgos han reducido el número de muertes ocasionadas por fenómenos meteorológicos extremos casi tres veces entre 1970 y 2019, pasando de 50.000 en la década de 1970 a menos de 20.000 en la de 2010⁴. Al decir de Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea, “disponemos de una habilidad sin precedentes para vigilar el clima y esto puede ayudar a informar nuestras acciones”⁵.

¹ france24.com

² uncclearn.org

³ unep.org

news.un.org

news.un.org

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