Agua virtual y huella hídrica, ahondemos en la diferencia

agua-virutal-diferencia¿Sabes cuánta agua comes, vistes o calzas?

Además del agua que usamos cada día para beber, cocinar, limpiar la casa, asearnos y regar el jardín, de forma indirecta utilizamos un volumen mucho mayor para comer, vestir, calzar y, prácticamente, para cualquier actividad que realizamos o producto que adquirimos.

El problema es que no vemos ese volumen de agua y, por lo tanto, no somos conscientes de ello. Por eso se le denomina “agua virtual” y se define como el volumen total de agua utilizada de forma directa e indirecta para elaborar un producto (Allan, 1998).

En un estudio realizado en el Reino Unido se determinó que el consumidor promedio emplea 150 litros diarios, lo cual es una cifra bastante razonable si la comparamos con los 300 litros diarios por persona que se utilizan en el Distrito Federal, o los cerca de 380 que se gastan en Estados Unidos. Sin embargo, esos 150 litros representan apenas el 3% del consumo total de agua de los británicos. El otro 97% es invisible. Se emplea fuera de su casa y hasta fuera de su país, para producir todo lo que consumen: alrededor de 3,400 litros/día por productos agrícolas y 1,100 litros/día por productos industriales. Un 60% de este consumo es de importación, por lo que su impacto recae en otros países.

El concepto de agua virtual dio lugar a un indicador más completo: la huella hídrica (Hoekstra y Hung, 2002).

Su estudio ayuda a identificar cómo y dónde el consumo de bienes en un lugar impacta los recursos hídricos de otro sitio. La huella hídrica de un producto o servicio se define como el volumen de agua dulce —de lluvia, superficial o subterránea— que fue destinado para su producción a lo largo de toda la cadena productiva, incluyendo la que fue evaporada, incorporada al producto, contaminada, y devuelta a otra cuenca o al mar. Al volumen de agua de lluvia se le denomina “huella hídrica verde”, al de agua superficial y subterránea “huella hídrica azul” y al volumen de agua contaminada en el proceso productivo se le conoce como “huella hídrica gris”.

Cerca del 92% de la huella hídrica global se concentra en la producción de alimentos; el café y la carne de res son algunos de los que más agua requieren para su producción.

Según datos de la Red de la Huella Hídrica, para producir un kilogramo de carne de res se necesitan 15,400 litros de agua. La huella hídrica de una res —para producción de carne— es de 3,100,000 litros. Un sistema de producción industrial de carne toma, en promedio, tres años antes de que el animal sea sacrificado para producir unos 200 kg de carne deshuesada. En ese tiempo, el animal consume cerca de 1,300 kg de granos —trigo, avena, cebada, maíz— y 7,200 kg de forrajes, que requirieron agua para su producción, además de 24 m3 de agua para beber y 7 m3 de agua para mantenimiento.

Para producir 1 kg de café tostado se emplean 18,900 litros de agua. Para una taza de café de 125 ml se requieren 7 gramos de café tostado, por lo que una taza de café “cuesta” 130 litros de agua. Beber té en vez de café ahorraría una gran cantidad de agua. Para una taza de té de 250 ml se demandan 30 litros de agua.

La huella hídrica del algodón es una de las más importantes. Para obtener 1 kg de textiles de algodón se requieren 11,000 litros de agua, como promedio global. Por lo tanto, una camiseta con un peso de 250 g “cuesta” 2,700 litros. De este volumen total de agua, 45% es agua de riego (huella hídrica azul) y 41% es agua de lluvia (huella hídrica verde) consumida o evaporada por la planta de algodón durante el periodo de cultivo. El 14% restante es agua necesaria para diluir las aguas residuales que resultan de la utilización de fertilizantes en el campo y del uso de productos químicos en la industria textil (huella hídrica gris).

Las cifras anteriores son promedios globales que pueden variar mucho según el clima, el régimen de lluvias o la tecnología disponible, entre otros factores. Por ello, se requieren estudios específicos para conocer realmente la huella hídrica de cada producto en particular, pues no será igual la huella hídrica del café cultivado de manera tradicional que la del cultivado de manera orgánica; no será lo mismo la huella hídrica del café de Veracruz que la del café de Oaxaca o de Chiapas, por poner un ejemplo.

 

Extracto del artículo "Agua virtual y huella hídrica" de Rita Vázquez del Mercado This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. , publicado en la revista Conversus, número 104, 2013, pp. 8-11.

 

Liga al número 104: CEDICYT 

Liga a la página web de la revista Conversus del Instituto Politécnico Nacional: Conversus
 

Referencias

 

AgroDer. Huella hídrica en México en el contexto de Norteamérica. México, D.F.: WWF México y AgroDer, 2012.

Allan, J.A. “Virtual Water: A Strategic Resource Global Solutions to Regional Deficits”. Ground Water. Vol. 36. National Ground Water Association, Westerville, Ohio, 2012, 1998, pp. 545-546.

Hoekstra, A.Y. & Hung, P.Q. “Virtual water trade: a quantification of virtual water flows between nations in relation to international crop trade”. Value of Water Research Report Series.No. 11, IHE Delft, 2002, 120 pp.

Hoekstra, A.Y. & Chapagain, A.K. Globalization of Water Resources: Sharing the Planet’s Freshwater Resources. Oxford: Blackwell Publishing, 2008.

Hoekstra, A.Y., Chapagain, A.K., Aldaya, M.M. & Mekonnen, M.M. The water footprint assessment manual: Setting the global standard. London: Earthscan, 2011.

Hoekstra, A.Y. & Mekonnen, M.M. The water footprint of humanity. University of Twente, Países Bajos. Peter H. Gleick (editor). Oakland: Pacific Institute for Studies in Development, Environment, and Security, 2012.

Mekonnen, M.M. & Hoekstra, A.Y. “National water footprint accounts: The green, blue and grey water footprint of production and consumption”. In Value of Water Research Report Series No. 50, Apéndices II, VIII y IX.UNESCO-IHE, Delft, Países Bajos, 2011.

Vázquez del Mercado, R. & Buenfil, M. “Huella hídrica de América Latina: Retos y oportunidades”, en Aqua-LAC, Revista del Programa Hidrológico Internacional para América Latina y el Caribe. Vol. 4, No. 1, 2013, pp. 41-48. Montevideo.

 

 

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